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El universo tiene tres almasNotas para comprender la cultura Akan (1)por Philip Bartle, PhDtraducción de Mª Lourdes SadaEn la versión impresa hay un error importante. En lugar de la tabla 3, se han repetido las tablas 1 y 2. Aquí, la tabla 3 es la correcta. PhilINTRODUCCIÓN Antes de que comenzara a vivir con los Kwawu, a aprender la lengua Twi, y a ver el mundo como lo ven los Akan, tenía mis propias ideas sobre la realidad, y sobre cómo el mundo, conmigo en él, estaba hecho (2) Cuando me fui haciendo más y más capaz de vivir como un Kwawu, me di cuenta de que comenzaba a pensar en twi: algunas cosas, algunas respuestas, algunos acontecimientos eran imposibles de traducir a mi inglés canadiense nativo. Al final descubrí que era difícil salvar el abismo euro-africano dentro de mí mismo. Es lo que intento hacer ahora: juntar algunas ideas –aprendidas en Kwawu–para hacer una composición que será comprendida por la gente de mi cultura de origen. Comenzaré por describir mis percepciones más tempranas de la realidad, y continuaré demostrando la arbitraria naturaleza del lenguaje a la hora de categorizar las percepciones. Después seguiré describiendo lo que aprendí sobre la percepción Kwawu de la realidad. Los tres elementos fundamentales del universo físico y los espíritus que lo animan, los tres elementos fundamentales de la persona física y las tres almas que animan a cada ser humano, son paralelos a los tres colores rituales y simbólicos fundamentales: rojo, negro y blanco. El aprendizaje de esta distinta forma de ver el mundo, de verse a sí mismo y a la sociedad, hizo difícil responder a ciertas preguntas, en inglés, basándose en suposiciones occidentales, cuando se hacen sobre la vida y la existencia en una sociedad africana. Quizá este ensayo explicará alguna de las razones. CAMBIAR LA CULTURA PROPIA Mi yo canadiense es una persona con algunas nociones básicas del mundo: materialista en cuanto a la teoría, ateo en religión, pero educado en un sentido de respeto y aprecio por las creencias y rituales de los demás, sean fundamentales, cristianos, hindúes o de otro tipo. La cultura, para mí, es todo lo que los seres humanos aprenden que les hace humanos: un nivel supraorgánico de complejidad basada en el nivel orgánico (biológico), pero que trasciende el nivel inorgánico (físico). La cultura tiene dimensiones como la tecnológica, la económica, la política, la social o institucional, la ideológica y la cosmológica, similar a las dimensiones físicas de ancho, largo, peso y tiempo. La cultura no existiría sin ellas. Veo una inmediatez en la tecnología y la economía, que me acerca al campo materialista que considera que la subestructura económica tiene una relación determinante con la dimensión superestructural del comportamiento y las normas. Aún así, las dimensiones culturales, desde la utilización de herramientas a la especulación sobre la realidad, se aprenden. Son transmitidas por medio de símbolos, y no por genes, y por lo tanto pertenecen al campo de las ideas. Esto es lo que bosqueja mis perspectivas occidentales. A estas dimensiones simbólicas de la cultura, aprendidas mientras aprendí a vivir en la sociedad Akan, se dirige este ensayo. Comencé a aprender a hablar twi en 1965, cuando estuve por primera vez en el distrito Kwawu de Ghana durante dos años, para organizar un departamento de economía en una escuela secundaria. Fui adoptado por el jefe de una ciudad cercana, Obo, y volví a Canadá con la intención de cambiar mi campo de acción de la economía a la antropología (M.A.). Regresé en 1972 para hacer mi doctorado en la Universidad de Ghana, bajo la supervisión del Profesor D. K. Fiawoo, y elaboré un estudio sociológico de la migración a partir de Obo, y sus efectos en la organización social. En el curso del estudio profundicé en la cultura. Aprendí twi en lugar de depender de traductores, fui adoptado dentro del linaje materno de un anciano Obo (un linaje que proporciona una de las esposas con taburete del jefe), me convertí en amante de una sacerdotisa de una deidad tutelar (comúnmente llamados «fetiche» o dios), y me nombraron soplador del cuerno estatal. Todo esto, además de la administración de numerosos seguimientos para la investigación, y el seguimiento diario, me forzaron a aprender cómo «operar» en la sociedad Akan. Mis respuestas, pensamientos y planes se adaptaron a la cultura. Continué mi asociación con Obo desde 1975 a 1979, como profesor de la Universidad de Cape Coast, conociendo a emigrantes de Obo en Cape Coast y Accra, manteniendo los lazos y regresando con frecuencia a Obo para festivales y funerales. Tras dejar Ghana en 1982, continué viéndome de alguna manera como Obo, buscando y hablando twi con emigrantes de Ghana en cualquier parte a la que fuera. Pronto me di cuenta de que aprender el lenguaje no era simplemente aprender un código por el que se puede pensar en inglés y transformar este pensamiento a twi. Lo que había aprendido objetivamente como estudiante se hizo pronto una parte subjetiva de mi experiencia personal: la lengua es una forma de clasificar ese caleidoscopio de experiencias llamado realidad en distintas casillas llamadas palabras, pero los tamaños, formas y contenidos de esas casillas cambian de un idioma a otro, de una cultura a otra. Para demostrar la naturaleza arbitraria de los tamaños y contenidos de esas casillas llamadas palabras, será útil comenzar con ejemplos de palabras tomadas de expresiones relacionadas con el parentesco. Las palabras «familia», «tío», «padre», «madre», y otras de este tipo, son utilizadas por los Akan cuando hablan en inglés, más que cuando hablan en twi, pues ninguna de ellas se usa como lo haría un anglohablante nativo, ni tienen un equivalente twi preciso. No hay una palabra twi para «familia», ni en el sentido de una familia nuclear compuesta por un grupo primario basado en el matrimonio de una mujer y un hombre, con su descendencia inmediata, ni en el sentido de línea familiar definida por la extensión de la familia nuclear y basada en una combinación de matrimonio y descendencia. Existe la palabra abusua, pero es un linaje materno más que una familia. Se refiere a un grupo corporativo exogámico de un ciento de personas, todas las cuales se reclutan por nacimiento a través de líneas femeninas de descendencia, no por matrimonio. Mientras los ancianos de un abusua se pueden reunir a intervalos regulares para ofrecer libaciones a los taburetes ancestrales y para zanjar disputas, el único momento en el que la mayoría de los miembros del abusua se congregan sería en el funeral de uno de los ancianos. Hay otra palabra, fifo, que se traduciría más aproximadamente como hogar que como familia. No obstante, los hogares Akan son grupos muy fluidos de gente que cambian casi cada día, y no consisten en la misma gente cocinando o comiendo junta y durmiendo en la misma casa. Los hogares, sobre todo los de la ciudad de origen, se basan normalmente en descendencia por línea materna, pues los maridos y esposas viven separados en las casas de sus respectivas abusua. Cuando se trasladan a un poblado o una granja, o a una ciudad para trabajar o comerciar, los esposos suelen vivir juntos. Aunque fifo no significa estrictamente familia, tampoco excluye necesariamente los grupos que se denominarían «familia» en inglés. Para mí, el resultado de aprender a utilizar el lenguaje twi para operar en la cultura Akan de Kwawu, fue comenzar a percibir el universo de una forma distinta. Para intentar explicarlo he recurrido al uso de categorías de color, pero estas categorías deben tratarse como herramientas de segunda para dar un «sentido» occidental de la cultura Akan. Vuelvo una y otra vez a mis amigos e informantes Kwawu, especialmente a los ancianos y los sacerdotes para poner a prueba las ideas formuladas en discusiones con mis amigos occidentales. El modelo que describo ahora es una síntesis de ideas, no la suma total de cualquier informador hablante de twi, sino las mías propias, basadas en el adiestramiento en sociología modificado por mi aprendizaje a pensar en Akan. Lo que he constatado ha sido que mi propia forma de ver las cosas era «uno u otro, o», basada en la lógica socrática, y reflejada en los modelos estructurales bipartitos de Levi-Strauss. Al aprender a pensar en Akan, comencé a ver las cosas como «ambos, y», además del previo «uno u otro, o». En lugar de clasificar las cosas como «profano - sagrado», por ejemplo, descubrí que había dos tipos de sagrado: «sagrado/blanco» y «sagrado/negro». Después, lo que había considerado como «profano» se convirtió en cierto sentido en «sagrado/rojo». Descubrí que el universo tenía, por tanto, tres elementos: dos que contrastaban las familiares diferencias entre yang y yin, femenino y masculino, arriba y abajo, o izquierda y derecha. Pero había un tercero que a veces iba más lejos, pero otras veces era paralelo o equivalente, y aún así diferente, a los dos primeros. También me di cuenta de que el concepto del individuo humano poseía esta triple naturaleza, y reflejaba el concepto del universo. ¿O quizá era el concepto del mundo lo que reflejaba el concepto de individuo? Descubrí el uso simbólico de categorías de color, rojo, negro y blanco, útil para organizar estas categorías conceptuales. Al observar tanto al universo como al individuo, no sólo vi tres categorías de color, rojo, negro y blanco, sino que también me di cuenta de que cada uno tenía un referente físico o material, tras el que pude identificar un referente espiritual, tras el cual, con dificultad, identifiqué una casi inconsciente «esencia». A cada paso, veía el último a un nivel de mayor abstracción que el anterior. Armado con este modelo tripartito del individuo triple a tres niveles, y el universo triple a tres niveles, pude comprender la estructura tripartita de la sociedad y la cultura. Los tres colores, rojo, negro y blanco, se utilizaban en rituales para identificar situaciones, separar categorías de comportamiento y para marcar etapas en el reconocimiento de cambios en el estatus. De forma que lo siguiente es un análisis, basado en mis propias experiencias biculturales y examinado en discusiones con gente de ambas culturas, de un modelo. Describe el concepto del universo, y el concepto del individuo, ambos basados en tres categorías de color (rojo, negro y blanco) en cada uno de los tres niveles, físico, espiritual y abstracto, y derivados de los símbolos de reconocimiento social, ritual y estructura de la cultura Akan. EL UNIVERSO TIENE TRES ALMAS Consideremos primero el material del mundo físico. Las tres categorías de color, rojo-negro-blanco, o izquierda-neutral-derecha, corresponden a los tres elementos tierra-aire-agua. La tierra se denomina asaase, mientras que el polvo o la arcilla se denomina ndכti. La suciedad o las heces son efi. Estas pertenecen al rojo, o a lo que se puede interpretar de forma burda como la categoría «profana». Por el contrario, el agua, denominada nsu, toma varias formas: nsu (río), כsu (lluvia), lagos y demás, y pertenece a la categoría blanca. El azul se considera una forma intensa de blanco. La categoría intermedia es la parte dinámica del universo: cielo, viento, vida, ánima, aire. El aire (mframa) es el medio por el que el agua baja del cielo para fertilizar la tierra, además del medio de predicción. «כsu be to a, mframa di kan, si va a llover, el viento soplará antes» (predicción). 3. Tras el universo físico, tras cada una de sus partes, se hallan los espíritus o personalidades de cada categoría. La Madre Naturaleza se personifica como una mujer llamada Asaase Yaa (asaase = tierra, Yaa es el nombre dado a todas las mujeres nacidas en jueves). Ella es la madre del universo. No hay cultos dedicados sólo a Ella, pero cuando se ofrecen libaciones como rezos (mpaebכsignifica tanto libación como oración), se le invoca la primera o la segunda. Cuando hay que enterrar un cadáver, se ofrece una libación sobre Ella y para Ella, pidiéndole permiso para cortar Su piel (cavar una tumba) y devolver el cuerpo a Su «estómago» (la misma palabra que útero). Ella es la abuela de los antepasados, la Madre Tierra. En la categoría intermedia está Dios (כnyame = el que brilla, o una contracción de כnyankopon, de pon = supremo, ko = uno, unidad, y כnyame) considerado un hombre nacido en sábado (Su «día de descanso»), y por lo tanto llamado Kwame. El negro o la invisibilidad denota que es imposible de conocer o alcanzar, y como un jefe al que hay que dirigirse por medio de los lingüistas y ancianos, a Dios se le ruega a través de los dioses y los antepasados. No hay un culto a Dios, pero se puede encontrar un כnyamedua (dua = bastón, tabla, árbol) clavado en casi todos los viejos recintos. En él se cuelga un cuenco en el que se depositan huevos y ciertas partes de todos los animales sacrificados. También, como Asaase Yaa, a Dios se le invoca el segundo o el primero al principio de todas las libaciones o rezos. En las oraciones cortas, los nombres específicos de los dioses y antepasados pueden omitirse, y después de referirse a Dios, se dice «Me fre baako a, me fre nyinyina, (si llamo a uno, llamo a todos)», indicando la unidad todos-en-uno de Dios y los demás espíritus sobrenaturales. En cierto sentido, Dios es el total de todos los espíritus, mientras que en otro sentido, Dios es un espíritu único, identificable y con nombre propio, superior a los otros. Los antepasados, los espíritus de los aún no nacidos, el ánima del cambio y la inmortalidad pertenecen claramente a la categoría negra del universo espiritual. En la categoría blanca o de los espíritus buenos hay numerosas deidades, todas nacidas en distintos días de la semana. Mientras que la Madre Tierra Naturaleza puede considerarse como la gran madre por línea de descendencia materna de los antepasados (que pertenecen a la categoría negra), Dios puede considerarse como el gran padre por línea de descendencia paterna de los dioses de los ríos (que por supuesto, incluyen las nubes y la lluvia que llenan los ríos de agua). Otras deidades animan las montañas, los riscos y las grutas. Los dioses se llaman abosom (bכ= roca, golpe, del símbolo Guan, anterior a los Akan, para el sacerdote principal, la roca, y som = apoyo, singular = כbosom). Por tanto, el universo espiritual, como al universo físico que puebla, puede clasificarse en tres categorías, izquierda-centro-derecha o rojo-negro-blanco, con el reconocimiento de una totalidad o unidad de los tres. Como el nivel espiritual es más abstracto que el físico, una personificación de elementos y fuerzas físicas, hay un mayor nivel de abstracción, más allá de la identificación de estos espíritus o personalidades que animan lo físico. Es en este tercer nivel donde el lenguaje no resulta adecuado para la comunicación. Se pueden utilizar las categorías de color rojo-negro-blanco como símbolos de cierta esencia que no tiene nombre. En la categoría roja, izquierda o tierra está la esencia de la fecundidad, el potencial para producir siempre y cuando se fertilice con blanco y se potencie con el negro. Los usos simbólicos del color rojo indican Sus demás características: seriedad, barro y peligro. En otras palabras, Ella tiene el potencial de proveer (alimento, hijos y otras comodidades valiosas y escasas) pero hay que mancharse los pies en el barro del mercado para hacer beneficios, por lo tanto, tocar a la Madre Tierra es serio: uno se ensucia, pero se hace rico. El proverbio « sunkwa (sufrir para ganar)» ilustra esta noción. La estrecha asociación de las mujeres con actividades relacionadas con esta esencia ilustra sus paralelismos sociológicos o su significación cultural. Las mujeres gestan a los bebés, proporcionan leche, cultivan la tierra, cocinan los alimentos, arrancan la arcilla, elaboran con ella cacharros y comercian con alimentos, cacharros y productos agrícolas en el mercado. El proverbio «Temed a las mujeres» completa esta descripción de la esencia de la categoría roja del universo: fecundidad, provisión, seriedad, peligro y barro. No hay una palabra que aúne todo esto en una categoría: la llamaremos esencia roja. En la categoría blanca, derecha o agua se encuentra la esencia de la fertilidad, la habilidad de penetrar y limpiar algo que después puede producir. La lluvia es el semen del universo: cuando cae sobre la Tierra, la fertiliza. El agua bautiza. Los usos simbólicos del color blanco indican Sus otras características: pureza, victoria y alegría. En otras palabras, el agua purifica y fertiliza. La función o actividad principal de los dioses Akan es hacer fértiles a las mujeres. Otras actividades son la limpieza de espíritus malignos y curación de los resultados del mal: el alcoholismo, la enfermedad, la mala suerte, la pobreza, las malas cosechas, etc. Los dioses pertenecen a la parte masculina del universo (aunque algunos pueden ser femeninos), que se ocupa de los temas de la moral y la justicia. Es por esto por lo que los hombres se sientan a beber vino de palma (savia de palma fermentada, llamada nsafufu, de nsa = alcohol, y fita/fufu = blanco), discutiendo sobre casos judiciales y política mientras las mujeres trabajan en los campos, cocinas, mercados y dormitorios. Los ríos, descendientes por línea paterna de Dios, se utilizan para limpiar a la gente que se ha ensuciado, y mucha gente rural conservadora se niega a hervir el agua que utilizan para beber porque el calor matará o perturbará al espíritu purificador. Como en las demás categorías, no existe una palabra que reúna todo esto en una categoría: fertilidad, pureza, alegría y victoria. El blanco es la esencia del elemento bueno, superior o masculino del universo. En la categoría negra, neutra o aire está la esencia del poder, la posibilidad de dar energía y movimiento a la combinación de los otros dos. En twi, aire y viento se denominan con la misma palabra, mframauno es la sustancia de poder, capacidad o ánima del universo –su «éter»–, y el otro es movimiento: no se siente el aire a no ser que se mueva. El aire es el aliento del universo, su tumi (capacidad) y su destino. «Si tienes algo que decirle a Dios, díselo al viento» (proverbio). No existe una sola palabra que reúna todas las características de la categoría, pero las implicaciones simbólicas del color negro revela sus otras propiedades: invisible, desconocido, futuro, historia, cambio, tiempo, muerte, dinámica, vida, poder, renacimiento y energía. No es el Alma del universo, sino su ánima, una de las tres almas: es el «aliento de la vida». Estas tres categorías pueden resumirse en un modelo que utiliza los tres colores como etiquetas identificativas. Rojo en la izquierda, blanco en la derecha, y el negro, que no posee dirección, en el centro. De esta forma, los tres niveles de abstracción de cada uno se componen del universo físico, su personificación espiritual y sus esencias simbólicas o abstractas. Estos niveles de abstracción no son categorías diferenciadas en la cosmología Akan, sino que se han separado aquí para su interpretación occidental: Tabla 1
Este modelo no se basa en un único informante, sino que es una síntesis de muchas ideas aprendidas de numerosos sacerdotes y ancianos. Si pasamos de este modelo colectivo del universo al del individuo, veremos ciertos paralelismos.
CADA PERSONA TIENE TRES CATEGORÍAS DE ALMA Cuando M.J. Field escribió que la sociedad Akan es una sociedad «sin culpa», sugiere que la culpa o la culpabilidad no es algo que ninguno de ellos se atribuya. 4. Alguien considerado culpable de ser malo o de cometer un crimen no admitirá una culpa personal aunque confiese que la acusación es correcta. La interpretación habitual de esto es que la persona culpable atribuye su crimen a la posesión de un espíritu malvado, pero su «yo» interno (sea lo que sea) se mantiene puro. Esta explicación no va lo suficientemente lejos. El llamado rasgo de «no culpabilidad» es producto de las enrevesadas y multidimensionales ideas Akan de la identidad propia o personal. En las sociedades occidentales existe una noción común de un cuerpo y un alma que se separan al morir. De nuevo tenemos la distinción bipartita socrática «uno u otro, o». Una complejidad confusa para la lógica occidental es la noción Akan de que una misma cosa puede ser el todo y una parte del todo al mismo tiempo, un poco como Jesús es Dios y el Hijo de Dios, pero con más distinciones que estas dos. Los historiadores se desesperan cuando entrevistan a un jefe que utiliza la primera persona para hablar de lo que hizo el año pasado, y también para hablar sobre lo que su antepasado hizo hace un siglo, situación más frustrante aún considerando el hecho de que los años no tienen nombre ni número. Las tradiciones orales son todavía más difíciles de organizar cuando los jefes que lucharon en algunas guerras, o son recordados por ciertos incidentes (que pueden ser fechados por documentos europeos), llevan el nombre de sus predecesores, por las mismas razones, cuando se cuentan estas historias. La explicación de todo esto es que una persona se ve a sí misma simultáneamente como un individuo y como representante de categorías crecientes de "alma" o identidad comunal. Esto resulta más enfático en el caso de un anciano o jefe con taburete que es considerado el sepulcro o navío de sus antepasados. Para entenderlo, pasemos del concepto del yo físico, con sus tres categorías roja-negra-blanca, a la personificación de estas tres categorías del espíritu o del yo, y a los tres conceptos abstractos, almas o elementos del alma, que implican. El elemento físico rojo es femenino. Sangre y carne vienen de la madre desde el momento de la concepción. El feto se alimenta de la madre en el útero, bebe su leche tras el nacimiento, y come los productos de sus campos y cocina. Sea hombre o mujer, su cuerpo viene de su madre, pertenece a la línea materna de su madre (que por tanto es el suyo propio), y en último término es enviado de vuelta a la Gran Madre: la Tierra. Derramar la sangre de un miembro del linaje es aborrecible, pues es la sangre común del grupo de descendencia. Un linaje real o de jefes intentará primeramente asegurarse de que incluso si un miembro del linaje es culpable de un delito capital, la ejecución se hará retorciéndole el cuello. Los linajes con menos poder pueden no tener esa opción. Desde los tiempos coloniales los tribunales de los jefes ya no tienen autoridad para ejecutar, pero los ancianos lo cuentan para enfatizar la importancia de la sangre en el linaje. Dicen «abusua baako ye mogya baako, (un linaje materno es una sangre)». A los miembros de un linaje se les disuade de emprender disputas o competir por los mismos alimentos u objetos, y esta ideología comunal se simboliza por dos cocodrilos cruzados que comparten el estómago y cuyas dos cabezas no deben discutir por la comida que termina en el estómago común. Cuando los miembros de un linaje tienen desacuerdos privados, se les sugiere que se unan y cooperen cuando se enfrenten a un enemigo común externo al linaje. El «corpus» de cuerpo y sangre pertenece al grupo corporativo de descendencia. En la concepción, una persona recibe semen (hoaba), que da al niño fertilidad y limpieza. En sentido espiritual, la limpieza es moralidad (ver la metáfora de «limpieza doméstica» de Rawlings cuando él y el PNDC purgaron los tercios armados y la administración pública de Ghana de corrupción), mientras que la fertilidad está estrechamente vinculada a la personalidad. Estas características sólo se heredan a través de la línea masculina. Cuando un niño se saca al exterior, y el padre le da un nombre (el padre es el único que tiene ese derecho y deber), el abuelo paterno escupe en la boca del niño, que es una forma de oración, para fortalecer esta fertilidad espiritual blanca, el semen. Cuando una persona desea la bendición del padre de su padre, el anciano escupe en la cabeza de esa persona, sea niño o adulto. Los fluidos blancos y la moral, la fertilidad y la personalidad que implican vienen del padre, y sólo a través de la línea paterna. La fortaleza de los huesos (blancos) tiene el mismo origen. En contraste con la sangre y el semen, que el niño recibe en la concepción, el aliento de la vida que recibe de Dios llega en el momento del nacimiento. El día del nacimiento se recuerda semanalmente, más que anualmente, y se refleja en el «nombre de día» o «nombre de alma» de cada persona. El aliento (humi) es el signo del ánima, la capacidad de vida (tumi) de la persona, y aunque es invisible se representa por el color negro, y une la dinámica y el aire como en el universo físico. La muerte significa que Dios elimina ese aliento y vida. Dios no toma el cadáver que pertenece al linaje materno, que lo envía a Asaase Yaa, la tierra, para su entierro. Estrechamente asociada con el poder de animación y aliento que Dios concede al nacer está la trama vital o serie de acontecimientos en los que participa la persona, el destino que se menciona abajo. Tras cada uno de estos tres elementos físicos del individuo existen una serie de personalidades o identidades espirituales que pueden considerarse como partes de categorías cada vez más generales. Tras la carne y la sangre hay un espíritu de sangre o matrilineal, tras el semen y los fluidos de limpieza está el espíritu de la moralidad o la personalidad, tras el aliento y el ánima está el alma del destino. Cada uno de ellos tiene elementos individuales y comunes o compartidos. Discutámoslos uno a uno: El cuerpo pertenece a su linaje, lo mismo que su «fantasma» (saman). Cuando un jefe ofrece una nlibación al taburete ancestral, está rezando a sus antepasados por línea materna (Nananom Nsamanfo) y pidiéndoles, e indirectamente a Dios, que le concedan buena suerte. La palabra «fantasma» es una traducción muy pobre. Prefiero pensar que saman es «espíritu de la sangre», más que un fantasma o un alma, pues es diferente de los otros dos elementos espirituales que sólo juntos componen una mezcla que puede ser llamada fantasma o alma, pero que no tiene nombre en twi. Cada individuo es representante y parte de una categoría mayor, el abusua (linaje materno), compuesto tanto de miembros vivos como muertos. Cuando se nombra a un jefe de taburete, se convierte en el sepulcro viviente de sus propios antepasados por línea materna, y por eso utiliza la palabra «yo» para referirse a lo que han hecho jefes anteriores, pues es parte y representación del total de su linaje materno. El hecho de que estén muertos los coloca en la categoría negra o del poder, pero el hecho de ser miembros de una línea materna común los coloca en la categoría roja, otra razón por la que en los funerales se utiliza tanto el rojo como el negro. En contraste con la separación ritual habitual de rojo y negro, aparecen juntos en los funerales cuando un miembro del linaje (rojo) se reúne con los antepasados (negro). El jefe es él mismo, sus antepasados y su linaje al mismo tiempo. El proverbio «abusua ye kwaem (el linaje materno es un bosque)» indica su naturaleza dual o múltiple, difícil de describir en los términos socráticos «uno u otro, o». Visto desde fuera, el linaje es una unidad como un bosque, pero visto desde dentro, se compone de muchas partes que compiten por el sol y la lluvia. Los miembros de un linaje pueden rastrear lazos matrilineales directos, pero por encima del linaje está el clan. El abusua pon (pon = supremo) o clan tiene una esencia o nombre que se denomina su ntכn. Por ejemplo, todos los diferentes linajes maternos del Oyoko ntכnque se encuentran en la mayoría de los estados Akan, son considerados del mismo clan, aunque las líneas directas de descendencia no pueden rastrearse. La ideología de hermandad (nuanom = hermanos y hermanas) se extiende más allá del abusua al ntכn. El abusua, como el individuo, es simultáneamente el ntכn y parte del ntכn. Aunque la exogamia en el linaje (los «hermanos» no pueden casarse con «hermanas») se practica cuando se conocen las líneas de descendencia, sólo es necesario el acuerdo público para casarse fuera del clan: demostración de la naturaleza política de esa «hermandad» Incluso esta hermandad, utilizada para hacer alianzas militares entre grupos de descendencias matrilineales, puede romperse ocasionalmente, como sucedió durante las guerras del siglo XIX entre el linaje Oyoko de Dwaben y el linaje Oyoko de Kumasi, ambos miembros fundadores de la confederación Asante. El matrimonio y la guerra entre linajes con el mismo ntכn están teóricamente prohibidos, pero se ejercen en la práctica: los miembros del mismo ntכn comparten el mismo espíritu de sangre. Por encima de la denominada unidad de ntכn (grupo de linajes) existe un grupo más amplio de clanes, que a falta de una palabra mejor en nuestro idioma, podemos llamar fraternidad. Un grupo de clanes puede denominarse nuanom (hermanos y hermanas), aunque las restricciones contra el matrimonio y la guerra no se aplican. De esta forma, el ntכn Oyoko y el ntכn Adako se consideran nuanom, los Dwumina y Asona pertenecen a una categoría, mientras que el grupo Aduana de Obo incluye a los Amoakade y los Ada. El espíritu matrilineal de cada persona es simultáneamente una parte independiente y un representante de categorías cada vez más amplias de esencias espirituales: linaje, clan, fraternidad. En último término todos pertenecen a la tierra, Asaase Yaa. La Madre confiere el espíritu de la hermandad. En contraste con la sangre, cuerpo y membresía del grupo corporativo que se recibe de la madre, una persona recibe del padre semen, que contiene características espirituales muy diferentes. De nuevo, estos espíritus o categorías del alma son partes de categorías generales cada vez más amplias: sunsum para el individuo, ntrכ para la categoría patrilineal, y כbosom para la deidad. El espíritu específico individual o de la personalidad heredado del padre es sunsum. Es la moral de la persona, además de la personalidad. Mientras que, por ejemplo, se espera que una madre enseñe a su hija cómo comportarse además de cómo ejecutar tareas domésticas y de otro tipo, si la hija actúa mal, se culpa al padre. Adiestrar es responsabilidad del padre, por lo que se espera que los padres paguen los gastos escolares, una institución extraña a la cultura Akan precolonial. Los padres que no pagan los gastos escolares se justifican diciendo que la escolarización es un tema más económico que moral, y por lo tanto es obligación del linaje materno del niño, aunque la mayoría desprecia este argumento. La responsabilidad automática de adiestramiento del padre se expresa en el proverbio «Obi nkyere otomfuo ba atono, (nadie enseña al hijo del herrero a trabajar en la fragua)». Se hace poca distinción entre naturaleza y crianza cuando los Akan dicen que la moralidad, aprendizaje y personalidad de un niño son responsabilidad del padre. Todos pasan por medio del semen como sunsum o carácter espiritual, y se refuerzan tras el nacimiento por el espíritu y comportamiento del padre. El espíritu o sunsum individual debe verse como representante y parte de una categoría más general, la ntrכ. Este es un concepto poco comprendido y no reconocido por la mayoría de los Akan jóvenes, educados y urbanos. Data de una época anterior a los Akan, cuando la zona estaba poblada por clanes Guan patrilineales, dirigidos por jefes-sacerdotes, y su declive se debe en parte a la expansión de los Akan y al dominio de la herencia por línea materna. Lo que queda es el conocimiento general de respuestas a las felicitaciones que cada persona obtiene del padre Algunos ancianos y sacerdotes saben que la categoría de respuestas viene de los «clanes» de espíritus patrilineales del ntrכ. Donde existen prohibiciones sobre ciertos alimentos, nombres de ntrכque pertenecen a cada dios de un río, días sagrados, características de la personalidad y se espera un comportamiento, normalmente sólo se refieren al propio ntrכ del informante o al ntrכdel dios. Ningún grupo de descendencia se forma sobre la base de la línea paterna, y los grupos, relegados a una posición subordinada a causa de la expansión de la matrilinealidad Akan (categorías vagamente espirituales incluso antes de los tiempos coloniales), están desapareciendo con rapidez. Por tanto, la estructura social Akan difícilmente puede considerarse de doble línea, como algunos observadores (por ejemplo, Murdock), han indicado. Cuando una persona felicita a un amigo, ese amigo indica su familiaridad y reconocimiento con una frase que comienza por «ya», seguido de la palabra adecuada a la categoría patrilineal (como anyaado, eson, amu, abrau, abiriw). El conocimiento de las respuestas a las felicitaciones de los demás es un elemento importante de la etiqueta, especialmente entre jefes poderosos, ancianos y sacerdotes. El ntrכ, donde se comprende, se describe como el «hijo» de los abosom (dioses), y hay una asociación evidente entre la línea paterna, la pureza y la fertilidad. Cada ntrכ implica varias prohibiciones de alimentos, basadas en la necesidad de evitar la contaminación. Los conceptos de sunsum, ntrכ y abosom respectivamente, abarcan categorías espirituales cada vez más generales y comunales. Busia (1963) escribió que los ntrכ eran hijos de los abosom pero que se preguntaba la categoría de otra persona con la pregunta: «¿Wo guare ntrכ ben? (¿Qué ntrכ lava usted?)». La pregunta ya no se utiliza. En su lugar, en Kwawu se averigua la respuesta a una felicitación de otra persona utilizando el verbo da (yacer, posición, sueño), mientras que en Fante se usa el verbo gye (recibir, obtener). Sólo unos pocos sacerdotes, sacerdotisas y ancianos de los que entrevisté reconocieron que se refieren a líneas paternas ntrכ, aunque de forma general se entiende que se hereda la respuesta del padre. Existe otra variación, cuya conexión es reconocida por pocos, que es honhom. El honhom es el espíritu de una persona fallecida, el sunsum, después de ser liberado del cuerpo, pero antes de viajar a Asamando (tierra de saman o espíritus de la sangre). Un honhom puede, en su propio funeral, poseer a uno de los dolientes para dejar mensajes de última hora o para acusar a alguien de ser responsable de su muerte. Estas generalidades relacionadas y anidadas de los espíritus de la moral y la personalidad pertenecen a la parte masculina del individuo: la personificaciónn del semen, saliva, flujos corporales, huesos y fertilidad. Mientras que los dos primeros vienen de la madre y del padre a través de sus líneas de descendencia, el tercero viene directamente de Dios. Sólo Dios da y quita el aliento de una persona, por lo que es Él/Ella quien da y quita la vida. Esta característica se personifica en las categorías de espíritus anidados del tiempo y el destino. Para entenderlo comenzaremos con el verbo kra y veremos como se extrapola en sentido espiritual. El verbo kra en twi implica tres cosas: (a) despedirse, (b) recibir o dar un mensaje al partir, y (c) recibir o dar un regalo de despedida, sea para uno mismo o para llevárselo a otra persona. No hay verbo equivalente en las lenguas occidentales. Cuando una persona nace, Dios «kra» esa persona, dándole un nkrabea (n = prefijo del plural, boa = algo) o espíritu personal del destino. Los Akan que hablan inglés traducen «כkra» como «alma» pero es una categoría espiritual de destino que se unifica con los espíritus de la sangre y el semen en el momento del nacimiento y el primer aliento. Los días del nacimiento no se celebran anualmente, sino cada semana, y el día de la semana en el que uno ha nacido se llama el כkrada (día kra). La gente más mayor y más adinerada puede permitirse guardar su propio כkrada como un Sabbath, en el que no trabajan y se levantan temprano para ofrecer una libación al akra y nkrabea personal. El nkrabea es el regalo de despedida de Dios para cada persona en su nacimiento. El alma del destino de cada persona no es un conjunto predeterminado de acontecimientos como se esperaría en una cosmología científica occidental. Tiene personalidad. Es espiritualmente orgánico, e igual que a una persona, se le puede sobornar, persuadir e influenciar. Si alguien no trata como debe su kra, se volverá oscuro (כkra biri) y atraerá la mala suerte. Al igual que una persona cuyo rostro se ensombrece (forma idiomática para expresar ira), el כkra se enfada si se le descuida. Mala suerte significa morir joven o de una forma indeseable, además de ser atacado por la brujería, enfermedad, infertilidad o pobreza. Si se honra, respeta, apacigua, elogia y ofrece bebidas al כkra, traerá buena fortuna. Estas almas del destino כkra no sólo son espíritus individuales separados. Hay una noción de destino compartido por el que todas las personas que han nacido en el mismo día de la semana se consideran nuanom (hermanos y hermanas). Los gemelos se consideran sagrados: las mujeres gemelas se convierten en esposas de los jefes, y los hombres gemelos se convierten en portadores del cayado de elefante del jefe (nadie desobedece al que lleva el cayado de cola de elefante, pues también porta la voluntad del jefe). No está prohibido que los nacidos el mismo día se casen, ni comparten proscripciones de alimentos (como sucede con los de la misma línea materna o paterna), pero la hermandad de destino se expresa en que todos tienen el nombre correspondiente al día de la semana en que han nacido. Habitualmente, los Akan llaman a los europeos Kwasi (hombre domingo) o Akosua (mujer domingo), pues desde su llegada en el siglo XV a la Gold Coast, la mayoría de los europeos evitaban trabajar en domingo, y normalmente se reunían en sus templos para llevar a cabo sus rituales. Se considera que cada día de la semana tiene un espíritu de destino colectivo, cuyo nombre surge normalmente de quitar el sufijo da (día) de la palabra twi para ese día de la semana. Por ejemplo, el espíritu del dwoda (lunes) es Adwo. Como se ha mencionado, todos los espíritus tienen nombres de día, incluso la Madre Naturaleza (jueves) y Dios (sábado). Cuando un niño nace, no se considera humano hasta que todos los espíritus de días lo han visto y no lo han reclamado, por tanto, no se le da nombre ni se le saca de casa hasta que tiene por lo menos una semana. En el modelo tripartito del universo arriba descrito, cada una de las tres categorías, femenina, dinámica y masculina, tiene una manifestación física, un ánima espiritual (o personaje) y un conjunto de esencias o características. Lo mismo puede decirse sobre el concepto tripartito del individuo, pero esas esencias, sin nombre en twi per se, comprenden la estructura de la cultura y de las relaciones entre la persona y la sociedad. Cada individuo se considera compuesto de los tres elementos, cada uno de los cuales tiene un origen diferente. De la categoría roja, femenina, del espíritu y la sangre viene la pertenencia de cada persona a un grupo corporativo de descendencia, la potencial sucesión en ciertos cargos, la herencia de propiedades y el acceso a tierras. Corresponde más estrechamente a la dimensión económica, material, y hasta cierto punto militar y política de la cultura. De la categoría negra, dinámica, del aliento y el destino deriva la actividad, el poder político, la historia, pasado y futuro y los rituales. De la categoría blanca, masculina, del semen y el espíritu viene la personalidad, moralidad, fertilidad y pureza propias. La mezcla de estas esencias constituye la cultura de los Akan dentro de cada persona. Como sucede con el modelo de universo descrito arriba, los tres elementos del individuo pueden resumirse como un modelo. La distinción entre niveles de abstracción se basa en occidente más que en distinciones africanas, pero es lo suficientemente fiel como para ser válida. Tabla 2
También este modelo es una síntesis personal de conceptos descritos por muchos informantes, y comprobado de nuevo preguntado a ancianos y sacerdotes. No obstante, de él se pueden interpretar brevemente muchas de las ideas de comportamientos, y respuestas, de la cultura Akan, desde el punto de vista de un forastero occidental. Son estas extrapolaciones culturales de conceptos individuales y cosmológicos los que ahora estudiaremos.
LA CULTURA TIENE TRES ELEMENTOS Como resultado de vivir en una sociedad Akan, cambió mi visión de la cultura (desarrollada por un aprendizaje de sociología). La palabra twi que se traduce normalmente como «cultura» es amane, pero pronto descubrí que sólo se refiere a costumbres y rituales tradicionales. Su significado es equivalente a la alta cultura de la sociedad occidental: ballet, coronaciones y las tradicionales pelucas de los jueces de los tribunales supremos. Incluye tambores, danzas, etiqueta y formas de vestir en los tribunales de los sacerdotes y los jefes. La cultura significa todo el comportamiento humano aprendido, alto y bajo. Para aprenderse, la cultura tiene que trasmitirse por medio de símbolo, y estos símbolos son los que vamos a examinar. Nombres de personas, identidad de grupos y reglas de comportamiento como alimentos vedados, ritos de reconocimiento de cambio de estatus, y las características supuestas de colores son algunos de ellos. Lo que es significativo en el examen de las formas en que se usan estos símbolos es el reflejo de la cosmología tripartita (arriba mencionada) en estos símbolos. Comencemos con las etiquetas: ¿Cómo adquieren sus nombres los Akan? Rojo: El nombre no viene por línea materna en esta sociedad matrilineal, pero todo el mundo pertenece a un ntכn con nombre que se adquiere por la madre. Negro: Todo el mundo nace en un día de la semana (que en épocas anteriores comenzaba a la puesta del sol) y recibe un nombre de día directamente de Dios. Blanco: Más adelante, cuando se saca al niño y se reconoce como humano, el padre le pone un nombre, pero normalmente no comparten el mismo. El padre elige el nombre de una persona respetada, viva o muerta, que en virtud de ese nombre, imparte algo de su personalidad y respetabilidad al niño. Estos tres orígenes de los tres tipos de etiquetas de identidad se complican con el uso de distintos nombres en diferentes contextos sociales. La utilización del nombre del padre al inscribir a los niños en las escuelas (aplicado por los misioneros occidentales y la administración que necesitan «apellidos») da como resultado niños que se llaman algo como Afua Adae en casa y Mercy Mensah en la escuela. Si a una niña le puso su padre el nombre por un hombre llamado Mensah o una mujer llamada Mansa, o si ha nacido en tercer lugar, será Mansa en casa. Pero puede adoptar el nombre masculino, Mensah, por su padre, para cumplir con la exigencia de apellido por parte de la escuela. Aunque el patrón tripartito es determinante a la hora de dar nombres a la gente, la naturaleza orgánica y dinámica de la cultura tiene como resultado nombres deliciosamente complejos, y un fluido uso de etiquetas de identidad para personas y grupos. Otro aspecto de la identidad es el veto a ciertos alimentos o ciertos comportamientos, a menudo en momentos específicos. No hay tabús alimentarios conocidos asociados en la actualidad con nombres de destino, y los vetos asociados con cada clan matrilineal y con cada categoría paterna, escasamente se reconocen hoy, excepto en el caso de personas de edad, ancianos y sacerdotes. Es más, cada persona puede conocer los vetos de su propio clan, y los de su categoría paterna, pero conocer muy vagamente los de los demás. Muchos informantes ancianos explican que también pueden haber sido ignorantes en su juventud, por lo que esa vaguedad puede ser tanto un resultado del ciclo vital como un olvido de las viejas nociones conforme se moderniza el país. Como me explicó el Obo Kontihene, los animales de cada clan materno tenían la función de banderas, que fueron introducidas más tardíamente por los europeos. Comer un animal ntכ n sería como practicar el canibalismo, y a menudo el nombre de un clan se basa en el animal: akonkran (cuervo de cresta blanca) para el clan Asona, ekuo (búfalo) para el clan Ekuona, etc. El conocimiento de los secretos del clan, como los tabús alimentarios, además del animal del clan, era la forma de identificar a un extraño en estos clanes dispersos. Los tótems (si podemos usar el término en este sentido) de la parte matrilineal, se basaban en la «hermandad», identidad corporativa, y se conceptualizaban evitando actos peligrosos como el canibalismo. Los vetos asociados con ntr (categorías paternas) operaban bajo distintos principios. Para evitar la contaminación, más que en el caso de los judíos cuando evitan ciertos alimentos, una persona tiene un conjunto de plantas y animales prohibidos de acuerdo con su categoría ntrכ. Muchos de los vetos eran aplicados por más de un grupo ntrכ (aunque no por todos), pues era una cuestión de pureza más que una seña de identidad de un grupo de descendencia. Los elementos «treif» estaban estrechamente asociados con los absolom (deidades), pues todos tenían prohibiciones ntrכ. Una mujer embarazada también evitaba los alimentos prohibidos a su marido porque el feto obtenía sus proscripciones por línea paterna. A las mujeres estériles que buscaban ayuda espiritual se les decía, entre otras cosas, que evitaran los alimentos prohibidos a sus maridos para mantener su cuerpo puro y receptivo al hoaba (semen) y sunsum (espíritu) de su marido. Un כkomfo (akom = posesión espiritual), fuera un sacerdote o una sacerdotisa, se llamaba «esposa» de un abosom (deidad), fuera un dios o una diosa, que se convertiría en el «marido» del médium humano. Para mantener su cuerpo puro y limpio, de forma que la deidad pudiera entrar en él y poseerlo, el médium humano, como una buena «esposa», debía observar los vetos ntrכ de la deidad «marido». Así, las proscripciones patrilineales ntrכde alimentos servían para mantener la pureza y la fertilidad, en contraste con los ntכn matrilineales, que se referían a la identidad del grupo de descendencia, el peligro de la sangre y el aborrecimiento del canibalismo. El rojo es peligro: el blanco es pureza. Si estudiamos un aspecto distinto de la organización social, el reconocimiento público de los cambios de estatus, podemos identificar la clasificación tripartita simbolizada por los tres colores. Podemos considerar el ciclo vital como un tipo de migración, en la que cada cambio de estatus está marcado por ritos que contienen etapas negras, rojas y blancas. Los ritos de paso se aplican a (a) nacimiento o migración desde Asamando (tierra de los muertos), (b) pubertad o cambio de niña asexuada a mujer adulta (no hay ritos masculinos: un chico se convertía en adulto cuando su padre le daba un arma y una esposa), (c) producción o maternidad, (d) posesión o convertirse en sacerdote o sacerdotisa, (e) ocupación de un taburete o convertirse en jefe o anciano, y (f) muerte o migración de vuelta a Asamando para convertirse en un antepasado o espíritu común. El matrimonio, un rito tan importante en las sociedades occidentales, que cambia el estatus de soltero o soltera al de marido o esposa (roles muy importantes en las sociedades bilaterales basadas en la familia conyugal, como el rito de iniciación masculina, importante en las sociedades ganaderas africanas), no se incluye en esta lista pero se mencionará más adelante. En cada uno de los seis ritos de cambio de estatus mencionados, hay fases de negro (cambio), rojo (peligro, contaminación) y por último blanco (victoria, alegría), que marcan el reconocimiento público. El nacimiento, como se ha dicho antes, es tanto una migración desde Asamando como una unión de sangre (madre) y semen (padre) con aliento (Dios), que forman el individuo tripartito. El evento físico, el propio parto, cuando el bebé aspira su primer aliento y llora, es un cambio, es una inserción de energía o ánima por parte de Dios, es instantáneo y negro. Se considera que el niño está inmediatamente en estado de peligro y contaminación, no sólo porque está manchado de sangre, sino porque su vida peligra. Aunque se le lava, sigue estando contaminado, y se viste con viejos trapos de baha (fibras de platanera utilizadas como compresas para el posparto y la menstruación). No lo visten para que esté guapo, por miedo a que los espíritus de Asamando deseen al bebé y se lo lleven de nuevo. Después de que el espíritu de cada día de la semana ha visto al niño, se le considera humano u onipa (literalmente «buena cara» o «buen ojo») y se le estima victorioso. Entonces lo lavan, lo cubren de polvo blanco (llamado hyere o «polvo bendito»), se le viste de blanco o de colores vivos, y se presenta en público (se le «saca»). Después de esto, el padre puede reclamar y dar nombre al niño. No obstante, si muere antes de poder hacerlo, se le coloca en un recipiente, se le llama kukuba («niño tarro», persona no productiva) y otros insultos, se tira al vertedero de basuras (aunque en la actualidad los reglamentos sanitarios exigen que se le entierre) y se le maltrata por malgastar el tiempo y el esfuerzo de todo el mundo. Si vive, se le da la bienvenida como miembro recién llegado al segmento viviente de la comunidad. Las tres fases simbólicas en la llegada de este hoho (extraño, visitante, miembro recién llegado, invitado) son (a) negro para el acontecimiento físico del cambio, (b) rojo para la reclusión y la contaminación y (c) blanco para la victoria, reconocimiento y presentación. En todos los otros cambios de la vida hay paralelismos, que por supuesto varían de acuerdo a cada circunstancia, que pasan por cada una de las tres fases reconocibles. El acontecimiento físico es instantáneo, dinámico, invisible, causado por Dios y considerado negro: el primer flujo menstrual de una joven (a quien se da un huevo porque su כkra ha llegado), el alumbramiento de un hijo (convertirse en madre), la posesión por un dios o deidad tutelar, ser elegido como nuevo jefe o anciano, y la muerte. La siguiente fase es de peligro y contaminación, un tiempo de vergüenza y reclusión, y se considera roja: la semana de retiro para cantar canciones lascivas con las amigas, la semana de reclusión con el bebé llevando ropa vieja, hasta tres años de adiestramiento como nuevo akomfo (sacerdote o sacerdotisa), hasta 42 días como jefe titular, y hasta el comienzo del velatorio guardando el cadáver. La fase tercera o final es la de victoria, alegría y celebración del paso exitoso por el rito, y se considera blanco: lavarse (tres veces para un cadáver y en el caso de una mujer adulta, un baño en el río), cubrirse con polvo blanco, vestirse con buenas ropas blancas o de colores vivos, y presentarse en público. No disponemos de espacio suficiente par dar detalles o anotar los cambios a lo largo del tiempo, pero esta descripción, muy atenuada, basta para indicar los paralelismos. El matrimonio, como se ha dicho, no sigue el mismo patrón de ritos de reconocimiento de cambio en el estatus. En las sociedades occidentales, basadas en la familia nuclear y el parentesco bilateral, la boda es un importante rito de paso, acompañado o precedido de elaboradas expresiones de valores de apoyo, como el amor romántico. El amor no está ausente de la sociedad Akan, y puede formar parte del matrimonio, pero existe un menor énfasis en la permanencia de los lazos conyugales porque la descendencia (extrapolada socialmente por el nacimiento) es más importante que la afinidad (extrapolada socialmente por el sexo) a la hora de construir la estructura social. El matrimonio no se considera un sacramento. La residencia conyugal puede verse como una simple fase del ciclo doméstico, que es sólo una parte de una organización matrilineal general. No solamente es común que los cónyuges vivan en residencias separadas, sobre todo cuando residen en la ciudad de origen de sus respectivos linajes maternos, sino que los divorcios, o al menos las separaciones, son frecuentes. El matrimonio, como institución que regula el sexo, se considera sobre todo como una institución moral, en contraste con el grupo de descendencia matrilineal, que es una institución política, militar y económica. El sexo, a diferencia del nacimiento, pertenece a la categoría blanca o masculina, por lo tanto (aunque la estructura social es matrilineal) los matrimonios los efectúan los padres en mayor medida que las madres o los tíos maternos. Ni la novia ni el novio tienen que estar presentes. El padre del novio da un recipiente de vino de palma, (nsa = alcohol, fufu = blanco), y un pago simbólico llamado tirisika (tiri = cabeza, sika = moneda u oro) al padre de la novia. Pueden referirse al vino como tirinsa (vino de cabeza), y parte de él se derrama en el suelo como ofrenda a los dioses y antepasados antes de pasarlo a los asistentes para compartirlo. El padre de la novia reserva una parte del dinero y el vino para el tío materno de la novia, el cabeza de su linaje o su representante. Esta parte confirma la temprana unión entre el padre de la novia y el linaje de la madre, que ha tenido como resultado el nacimiento de esta. En cualquier parte, el matrimonio puede considerarse tanto un estatus como un proceso social, pero en las sociedades occidentales bilaterales el énfasis se pone en el estatus, por lo que una boda es un cambio de estatus. En la sociedad Akan, estar casado implica asumir los derechos y obligaciones conyugales, por lo que el matrimonio está o no en funcionamiento según lo bien que se lleven a cabo, y el verbo Akan «ware» (casarse) refleja este aspecto del proceso. Los rituales de matrimonio y divorcio son simples reconocimientos formales de ese proceso. Por las razones anteriores, las bodas no se celebran de la misma forma que los otros rituales de paso. En el proceso de reconocimiento de actividades sociales, los significados simbólicos de los tres colores o categorías de colores se hacen claros. Para cada uno de los tres colores rituales hay dos palabras raíz: koko, bere (rojo), tuntum, biri (negro), y fitaa, fufu (blanco). Otros colores suelen denominarse a base de referencias a cosas físicas: así, el amarillo se llama «grasa de pollo». Las tres categorías de colores rituales son también más amplias que su equivalente en las lenguas occidentales. El rojo incluye toda una gama de rojizos, del marrón al naranja y a los matices rojizos del púrpura. No obstante, el rojo claro, violeta o rosa, cuando se usan en ocasiones festivas, pertenecen a la categoría blanca o brillante. La palabra biri también se traduce como oscuro, e incluye todos lo matices oscuros. Al igual que el semen se considera una forma concentrada de agua, el azul se ve a menudo como una forma intensa de blanco. El índigo de Nigeria se tiene en gran consideración y aprecio. La ocasión social es lo más importante. Normalmente, no se censura a las personas que llevan colores ligeramente fuera de contexto Los colores indefinidos pueden redefinirse. Estudiemos las categorías de colores rituales una a una. (Ver tabla 3). Tabla 3
El rojo es símbolo de seriedad y peligro. 5. «Ma ni a bere (mis ojos son rojos)» se traduce como «hablo en serio». Se unta arcilla roja, normalmente en tres rayas, sobre el brazo o la frente para indicar que una persona está en duelo oficial, como en un funeral importante. La ropa roja o rojiza de los funerales la llevan habitualmente los miembros del linaje del difunto. Los ancianos se colocan bandas de suave tela roja alrededor del cuello o la frente en los funerales de jefes, miembros importantes de la realeza 6. o personas «ilustres». Los estudiantes portan cintas de tela roja y otros símbolos del color de la sangre cuando protestan contra el gobierno. El sagrado juramento de un jefe que yo estudié, como todos los juramentos, se refiere a un acontecimiento importante o vergonzoso del linaje real. Un antiguo miembro de la realeza estaba retenido como rehén (una práctica habitual: mantenía a los contendientes potenciales lejos de la ciudad de origen) cuando fue «capturado» por su gente para ocupar un taburete, y al llevarlo de vuelta a casa todavía tenía ocre rojo en las manos de recubrir el corazón de su maestro. La referencia a ese ocre rojo, utilizada como juramento de taburete, es una seria llamada que pretende perturbar a los antepasados al tiempo que abre un caso de la mayor importancia. No se usa a la ligera, y debe sacrificarse una oveja para pacificar de nuevo a los antepasados. De estas variadas formas, se usa el rojo para indicar impureza, peligro y seriedad. El color negro es el símbolo del poder y el tiempo. Aunque la ropa negra de funeral se lleva y se llevaba en los entierros, en tiempos anteriores no significaba duelo o tristeza como en las sociedades occidentales. Se muestra más como reconocimiento de los cambios de la vida: muerte, reencarnación, poder ancestral, poder de los taburetes, historia, tradición y recuerdos. En días sagrados como el Akwasidae, después de que el jefe lingüista ofrezca una libación de licor al sagrado taburete negro, frota el taburete con sus dedos y unta de negro la frente del jefe. El polvo negro (boto) se usa para dar fuerza a los pacientes en su enfermedad, y a los guerreros en la batalla. Las vacunaciones de niños que sufren fiebres (malaria) consisten en una incisión en las mejillas, en la que se introduce una mezcla de boto con hierbas de propiedades antipiréticas. También se pintaba boto alrededor de los ojos de los hombres de leyes, abrafo (de bara = ley) mal llamados «ejecutores», para darles la fuerza de la sanción ancestral cuando ejecutaban públicamente criminales condenados por los tribunales precoloniales de los jefes. Incluso ahora, durante los festejos, ciertas deidades (también llamadas abrafo porque matan brujas y otros espíritus malignos) poseen a sus sacerdotes o sacerdotisas, que entonces llevan polvo boto alrededor de los ojos. Las muñecas utilizadas a ambos extremos del ciclo de la vida son negras: las akuaba, muñecas de la fertilidad (orgánicas, talladas en madera), se utilizan para animar a los niños a venir del mundo de los espíritus (Asamando) al mundo de los vivos (Awiase), mientras que las sampon, muñecas funerarias (inorgánicas, de arcilla cocida), se utilizan para recordar al difunto que ha viajado de Awiase a Asamando. El símbolo del poder político en un linaje es el taburete ennegrecido de algún antepasado honorable. Nadie se sienta en él, se guarda oculto y se le ofrece comida y bebida periódicamente, considerándolo un santuario. El negro es el color de la fuerza, la inmortalidad y la dinámica. El color blanco es el símbolo de la pureza y la victoria. La ausencia de blanco (más que la presencia de negro) significa infelicidad. Por el contrario, a un cadáver que ha completado con éxito el rito de paso, se le espolvorea de blanco y se viste con colores vivos que representan la victoria. Los padres de bebés fallecidos tenían prohibido llorar, se vestían de blanco y daban una comida de victoria para celebrar el haberse librado del pequeño monstruo que no vino a traer riqueza, honor y más niños a la comunidad. Después, se les ordenaba llevar a cabo el doble símbolo de la comida y la relación sexual, y se les animaba a producir más niños. Se espolvorea con polvo blanco a los que resultan inocentes o victoriosos en los tribunales de jefes, y el marido divorciado (o su representante) lo arroja sobre los pies de su ex esposa, lo que significa que recupera un estado virginal o la posibilidad de casarse. Se extiende sobre los brazos y la cara en algunas ocasiones de júbilo: fiestas infantiles, recuperación de una enfermedad, o posesión exitosa por una deidad. Los estudiantes portan cintas de tela blanca cuando se manifiestan en la calle a favor del gobierno, y en las celebraciones de victoria de un equipo de fútbol. El polvo blanco se llama polvo «de bendición», hyire, y se puede considerar como un medio seco o simbólico de bautismo. Se lleva tras cualquier odwira (rito de ablución) para significar pureza o limpieza. Los vendedores de vino de palma ponen papel blanco en una botella a la puerta de sus bares para expresar que hay vino de palma, mientras que los curanderos tradicionales ondean banderas blancas para anunciar que están abiertos al público. En la actualidad, las niñas en último año de escuela que completan sus ritos de confirmación en la iglesia, se visten de blanco y pasean por la ciudad agradeciendo a la gente sus oraciones y su estímulo. Esto puede considerarse como una moderna adaptación de una función de los antiguos ritos de la pubertad: el reconocimiento público de su disponibilidad para el matrimonio. El blanco es el color de la fertilidad, la alegría y el éxito.
PARTES DE UN TODO He comenzado por mostrar cómo las categorías de colores pueden utilizarse para demostrar la trinidad y unidad simultáneas del universo y el individuo akan, y cómo empecé a percibir una forma distinta de categorizar la realidad aprendiéndola con la lengua. Pero las categorías de colores no sólo son símbolos de esa trinidad/unidad en sí mismas, también se utilizan para separar ciertas características–para separar categorías– en la cultura. Por ejemplo, normalmente los sagrados negros (antepasados) y los sagrados blancos (deidades) no deberían contaminarse entre ellos. En una ocasión, cuando asistía a una ceremonia secreta de un taburete negro en una Akwasidae, la casa del jefe, vi que el jefe lingüista era poseído por un dios mientras ofrecía la libación al taburete. Rápidamente dio el vaso de licor a uno de sus lingüistas para que continuara, y salió corriendo de la habitación. Los ancianos expresaron en susurros su desaprobación a que la deidad se inmiscuyera en una ceremonia a un antepasado. (El sacerdote de ese dios se hallaba presente y había donado una botella, y se invocó el nombre del dios, junto con las deidades obo más importantes, pero se suponía que el dios no acudiría). El blanco y el negro están separados. Tampoco se pueden mezclar indiscriminadamente el negro y el rojo. El jefe (que es un sagrado negro) lleva grandes sandalias negras para apartarse tanto del rojo como del blanco. Por ejemplo, la mayoría de la gente debe quitarse las sandalias en gesto de respeto cuando entran en un santuario, lugar de adoración o bosque sagrado de un dios. El jefe las conserva puestas. La gente se quita las sandalias cuando se acercan a un jefe o un anciano. Un anciano o jefe que se acerque a otro de mayor rango en la jerarquía de la confederación de linajes, se las quita (la derecha o las dos), pero se mantiene de pie sobre ellas para saludar sin tocar la tierra. Esto sucede porque un jefe o anciano es un sagrado negro. Desde el momento de la ocupación de un taburete (que consiste en que lo sienten suavemente tres veces en el taburete negro seleccionado), el cuerpo de un jefe es sagrado en sí mismo, y pasa a ser poseído por el espíritu colectivo de todos sus antepasados por línea materna. Por esta causa, no se puede maltratar o insultar al jefe, y éste no puede tocar la tierra. En la ceremonia de cesión de taburete, el Kontihene (que actúa como regente) pide al jefe las grandes sandalias negras (llamadas ahenema = hijos del jefe). El cuerpo del jefe deja de ser sagrado tan pronto como sus pies tocan la tierra. Para preservar sus distintas integridades, el negro y el rojo deben separarse, pero un jefe puede llevar tres líneas de arcilla roja en el brazo, o una cinta de tela roja al cuello en los funerales de mucha importancia. Los grados de separación dependen del contexto. Tampoco el blanco y el rojo pueden mezclarse, excepto bajo circunstancias especiales. La posesión de los sacerdotes por dioses, al contrario de los jefes poseídos por los antepasados, es discontinua y se acompaña de histeria y temblores. Para separar a los sagrados akomfo (sacerdotes o sacerdotisas) blancos de la tierra cuando están poseídos, incluso en el palacio del jefe, un acólito precede al akomfo, arrojando polvo blanco al suelo. Así, el akomfo puede caminar descalzo. Por supuesto, en la naturaleza el blanco (en forma de agua) «fertiliza» al rojo (en forma de tierra) por medio de la lluvia, y se cree que el semen se une con la sangre en el proceso de la concepción. Por lo tanto, la mezcla o separación del rojo y el blanco depende del contexto cultural. Yo sentía curiosidad sobre las posibilidades de cualquier mezcla ritual de los tres colores. Mi informante clave, el Kontihene de Obo, Nana Adofo Akwamoa II, me dijo que no conocía ninguna situación actual en la que los tres se mezclaran deliberadamente, excepto cuando Dios une los tres elementos, sangre, aliento y semen, al crear cada persona viva. Había oído decir que en los tiempos antiguos, antes del periodo colonial, a los criminales condenados a muerte por un tribunal de jefe se les pintaba de rojo, negro y blanco antes de ser ejecutados. Rattray también lo menciona en su libro, Ashanti. Quizás la importancia de dar o quitar la vida es la razón por la que la mezcla de los tres resulta tan rara que sólo pude encontrar estos dos ejemplos. En general, los colores y las categorías de colores se utilizan para separar categorías culturales, más que para unirlas. No siendo akan, aunque comencé a ver el universo y la gente de una nueva forma según iba conociendo la lengua, no es sorprendente que haya dado una interpretación de esas categorías recién aprendidas basada en mis nociones de cultura. Yo considero que la cultura, como comportamiento aprendido, se compone de varias dimensiones: tecnología, economía, política, instituciones, rituales, ideología y cosmología. El estudio del akan en Obo cambió mi perspectiva: ahora veo categorías culturales (aprendidas en Canadá) que pertenecen a las tres categorías rituales de colores que conocí en Ghana. Pongamos por ejemplo la palma de aceite. La planta ha sido domesticada, desde sus prototipos indígenas del África occidental, por agricultores autóctonos. Nadie considera un tabú la palma o sus productos. (Kyire significa odiar o prohibir: deriva de akyi = detrás, olvidar). Un viejo proverbio establece que el abe (palma) tiene 30 (es decir, muchos) usos: aunque se odie (kyire) puede «comerse». Hay constantes tensiones entre los hombres que quieren talar la palma para extraer su nsafufu (vino de palma, blanco) y las mujeres que desean mantener vivo el árbol para que produzca sus semillas de color rojo vivo para hacer aceite y sopa. El análisis de la categoría de colores me ha ayudado a entender este tipo de tensiones. Entonces, ¿cómo se concilian las dimensiones culturales con estas categorías? Las mujeres se encargan del trabajo, produciendo niños en la cama y alimentos en las granjas. Suya es la esfera o categoría roja de la cultura. La tierra y las casas de cada linaje pasan de una generación a otra como herencia por línea materna. Por el contrario, los hombres controlan el capital: las grandes sumas de flujo (blanco) de capital –dinero– necesario para el comercio de esclavos, oro y sal en la antigüedad, telas, caucho y cacao más adelante, y fábricas y almacenes en la actualidad. El capital se acumulaba a lo largo de generaciones, menos por herencia matrilineal, y más por inversiones de hijos y padres. Los hombres fertilizan a las mujeres, y se sientan a discutir sobre moral y política mientras beben vino de palma. (Esto no quiere decir que las mujeres no puedan hacerlo, pero suelen estar muy ocupadas con los niños o las tareas agrícolas. A la inversa, los hombres pueden ayudar en el campo si se lo permiten sus ocupaciones oficiales). El simbolismo de los colores, y las categorías que se infieren, impregnan todas las dimensiones culturales, desde la subestructura económica y la superestructura institucional, hasta las ideas religiosas o cosmológicas. Trabajo, tierra, producción y reproducción pertenecen a la categoría roja y a la dimensión económica. Fertilidad, capital, pureza, socialización (personalidad y psique) y moral pertenecen a la categoría blanca y a la dimensión ideológica. Poder, dinámica de cambios, política, fuerza, tradición, y predicción pertenecen a la categoría negra y a la dimensión político-militar. En algunos sentidos, son categorías analíticamente separadas, en otros son partes inseparables de un todo superorgánico y dinámico. Finalmente, podemos resumir esa unidad en partes con un símbolo adkinkra estampado en las ropas de los lingüistas. Gye Nyame significa «a menos que Dios (sin Dios no hay nada)». Implica la frase «Si llamo a uno, llamo a todos» utilizada en las libaciones. Es un símbolo negro que parece una esponja asimétrica con púas. Puede verse como la figura formada por la categoría roja, la mano izquierda, frente a uno, la palma hacia afuera y el pulgar hacia abajo, señalando la tierra, todo sujeto con la mano derecha, categoría blanca, la palma hacia adentro y el pulgar señalando a la blanca fuente de lluvia. «La mano derecha lava la izquierda». Dios no es ni hombre ni mujer, sino ambos. La imagen es Gye Nyame.
──»«──Notas al pie: 1. Este documento fue una sugerencia de mi amigo Hans de Vries, Centre for Development Studies, Cape Coast, y se creó como resultado de enseñar el curso de estructura sociológica (Cultura africana) en la Universidad de Cape Coast. Debo agradecer a mis estudiantes su ayuda en la construcción de los paradigmas que he utilizado. Mi gratitud al Profesor Adam Kuper, del Departamento de Antropología de la Universidad de Leiden, por permitirme utilizar su seminario avanzado de posgrado como fuente de ideas: tanto él como sus estudiantes fueron de gran ayuda. Primero hablé sobre los tres colores como categorías culturales con los profesores John Middleton y Michelle Gilbert, y después efectué trabajo de campo en Akwapem. Sugirieron que comprobara las ideas de mis informantes, y debo agradecer en particular, entre toda la gente obo, a Kontihene, Nana Noah Adofo Akwamoa II, y Nana Asuboni Komfo, sacerdotisas del río del «Agua Maligna», el tiempo y la paciencia que dedicaron a clarificar estas ideas. No obstante, el análisis es muy personal y subjetivo, y mi entera responsabilidad, por lo que no se deben atribuir mis errores de cualquier tipo a ninguna de esas encantadoras personas. También estoy muy agradecido a la gente del Africastudiecentrum, que me facilitó las instalaciones para reescribir este documento cuando los visité como colega en Leiden, Holanda. Le debo mucho a Ms. Ria van Hal por prestarme mucha más ayuda que la exigida por su deber. 2. Kwawu es una categoría étnica de Ghana, compuesta por miembros del estado akan tradicional de Kwawu. La gente kwawu hablan twi, al igual que los asante y los akyem. Todos pertenecen a la categoría cultural y de lenguaje akan, que comprende un 46% de la población de Ghana, y se caracteriza por la herencia y descendencia por vía materna, una organización política basada en confederaciones jerárquicas de linajes maternos simbolizados por taburetes ennegrecidos utilizados como santuarios ancestrales. 3. En una breve descripción de las tres categorías de colores, G.P. Hagan escribió que entre los akan, «Tumtum expresa oscuridad y pérdida, además de muerte, pero no tiene por qué denotar contaminación o profanación» (Nota sobre el simbolismo akan de los colores, Research ReviewInstituto de Estudios Africanos, Universidad de Ghana, 7 (1) 1970, 8-13.) Los dos últimos, presumiblemente, se simbolizan por el rojo. Mis informantes obo me dieron versiones distintas en algunas cosas a la de Hagan. Hagan escribió que kra (que, según dice, «posee el destino de un hombre y dirige su fortuna») pertenece a la categoría blanca (op. cit.). Los ancianos y sacerdotes obo explicaron que Kra era el aliento de la vida concedido por Onayme en el nacimiento (de ahí kra o nombre del día del nacimiento) y nkrabea (la cosa kra) era destino y fortuna, ambos asociados con muerte y situación anterior al nacimiento (Asamando), y por tanto futuro y pasado. Los ancianos obo declararon que el negro no siempre implicaba mala suerte, pero que contaminar los taburetes negros o cualquier otro objeto negro sagrado seguro que atraía la mala suerte debido al poder del negro. El destino oscuro, kra biri, era la única asociación directa del negro con la maldad o la mala suerte, y denotaba la interferencia de espíritus con el destino de cada personan, pero no estaba asociado con el tuntum negro o negro ritual. El negro en los funerales simbolizaba el vínculo con los muertos, no dolor ni pérdida. El dolor se expresaba por la falta de alegría, es decir, por la omisión del blanco. 4. «En términos muy generales, un africano no se culpa a sí mismo por el fracaso. La culpa debe ser de algún otro. Si un vecino tiene éxito, no puede ser porque sea más inteligente, debe ser que es más malvado o posee una magia más potente», (J.M. Field, Akyem Kotoku: an Oman of the Gold Coast, Londres: Clowes 1948; comentarios sobre el libro de P.C. Garlick, African Traders and Economic Development in Ghana, Oxford: Clarendon Press 1971, 109. 5. Como en muchas otras sociedades: por ejemplo, el color de los camiones de bomberos, las señales de emergencia y las de parada en las sociedades occidentales. 6. He utilizado la palabra «realeza» para traducir adehwe = miembro del linaje materno del jefe o de un anciano importante. (De hwe que significa mirar o buscar, lo que implica que el adehye mira por los asuntos de estado). «Realeza» es la palabra que utilizan los akan cultos para traducir adehye. 7. P.F.W. Bartle, «Relaciones conyugales, migración y fertilidad en la comunidad akan, Obo, Ghana», en el libro de Christine Oppong y otros «Matrimonio, paternidad y fertilidad en África Occidental», Canberra: Australian National University Press 1978. Si copia algún material de este sitio, por favor, mencione al autor |
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