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LA DIMENSIÓN TECNOLÓGICA
Interfaz entre la cultura y la naturaleza
por Phil Bartle
tradución de Lourdes Sada
Folleto de adiestramiento
La dimensión tecnológica de la cultura es su capital, sus herramientas y conocimientos, y su forma de tratar con el entorno físico. Es la interfaz entre la humanidad y la naturaleza
La dimensión tecnológica de la cultura es su capital, sus herramientas y conocimientos, y su forma de tratar con el entorno físico. Es la interfaz entre la humanidad y la naturaleza
No son las propias herramientas físicas las que forman la dimensión tecnológica de la cultura, sino las ideas y comportamientos aprendidos que permiten a los humanos inventar estas herramientas, utilizarlas y explicarlas a otros La tecnología es tanto una dimensión cultural como una creencia y patrón de interacción: es simbólica.
Esta dimensión cultural es lo que los economistas llaman «capital real», a diferencia del capital financiero. Es algo valioso que no se produce para su consumo directo, sino para utilizarlo en beneficio de un incremento de la producción, y por tanto de la riqueza en el futuro: es una inversión.
Se ha dicho que los humanos son animales «creadores de herramientas». Hay otros animales que usan herramientas, pero ninguno posee una tecnología tan sofisticada y bien desarrollada como los humanos. Es probable que junto con el lenguaje y el tabú del incesto, la tecnología se remonte al mismo origen de la humanidad.
En desarrollo de la capacidad, es uno de los dieciséis elementos de fuerza que cambia (aumenta) conforme una organización o comunidad se hace más fuerte. En la guerra contra la pobreza, la tecnología proporciona un importante conjunto de armas.
Para una persona o una familia, la tecnología incluye su vivienda, mobiliario y enseres, como los aparatos y utensilios de cocina, puertas, ventanas, camas y lámparas.
El lenguaje, que es uno de los rasgos más importantes del ser humano, pertenece a la dimensión tecnológica (es una herramienta). Junto con él, los medios de comunicación como radios, teléfonos, tv, libros y máquinas de escribir (hoy ordenadores).
En una organización, la tecnología incluye los escritorios, ordenadores, papeles, sillas, bolígrafos, locales, teléfonos, lavabos y salas de descanso. Algunas organizaciones tienen tecnología específica: pelotas y uniformes para los clubes de fútbol, pizarras y tiza en las escuelas, altares y bancos en las iglesias, pistolas y porras para la policía, transmisores y micrófonos en las cadenas de radio.
En una comunidad, la tecnología comunal incluye sus servicios, como las letrinas públicas y las fuentes, carreteras, mercados, hospitales, escuelas, señales de tráfico, parques, centros comunitarios, bibliotecas o instalaciones deportivas
En general (con algunas excepciones) la tecnología es quizá la más sencilla de las seis dimensiones a la hora de introducir cambios sociales y culturales. Es más fácil introducir una radio que una nueva creencia religiosa, un nuevo conjunto de valores o una nueva forma de familia. Pero paradójicamente, la introducción de nueva tecnología (por invención o copia) producirá cambios en todas las demás dimensiones de la cultura.
Siempre existen excepciones: en la sociedad amish, por ejemplo, se ha tomado la decisión consciente y común de resistirse a la introducción de nueva tecnología. Confían en que la preservación de la antigua (sin tractores, ni automóviles o radios), como los carros y arados tirados por caballos, reforzará su sentido de identidad cultural. Estos cambios no son fáciles de prever, y no siempre toman la dirección deseada. Después de que se produzcan, pueden parecer lógicos, aunque no se hayan previsto.
A lo largo de la historia humana, la tecnología ha cambiado generalmente para hacerse más compleja y sofisticada y para tener un mayor control de la energía. Una forma no sustituye inmediatamente a otra: aunque las fustas se han pasado de moda, no han desaparecido, por más que el automóvil haya reemplazado al caballo a lo largo de un siglo de cambios.
Los cambios suelen ser acumulativos, de forma que las herramientas y tecnologías más antiguas van desapareciendo al hacerse menos útiles, menos eficientes y más caras. Si no constituyen una auténtica rémora, pueden existir durante siglos como residuo. A lo largo de la historia, la recolección y la caza cedieron su lugar a la agricultura y la ganadería, con la excepción de algunas bolsas de grupos residuales, como ciertas tribus indígenas en Canadá, y los pigmeos o koisan en África. De la misma forma, la agricultura dejó paso a la industria, aunque el último medio siglo ha visto la «corporativización» de la agricultura canadiense. Cuando la tecnología es muy avanzada, como en el caso de la tecnología de la información, los ordenadores o internet, sólo se encuentra a disposición de una muy pequeña parte de la población mundial.
Con frecuencia, la gente que todavía practica tecnologías antiguas y menos eficientes se ve marginada y se enfrenta a la pobreza. Esto sucede muy particularmente con los cazadores y recolectores africanos.
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La dimensión tecnológica
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