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¿QUÉ HAY DE LOS ANCIANOS?El respeto es una variable culturalpor Phil Bartletradución de Lourdes SadaFolleto de adiestramiento¿Qué factores contribuyen a las variaciones?Si tiene experiencia con distintas sociedades, le será fácil notar que los ancianos suelen ser tratados con mucho más respeto en la mayoría de ellas que en la sociedad canadiense. En lugar de aprobar o deplorar este hecho, pregúntese cuáles son las diferencias sociales responsables de estas variaciones. ¿Se debe simplemente a la idealización de la juventud en los medios de comunicación? La mayoría de los ancianos acumulan mucha información, incluso sabiduría. Su resistencia física suele ser menor que la de los jóvenes, y su capacidad de aprender nuevas técnicas y tecnologías está bastante mermada. (¿Memoria? ¿Qué he tomado hoy para desayunar?) Puede pensar en muchas características más que normalmente se atribuyen a las personas ancianas. Si observa muchos de los rasgos que distinguen a los ancianos de los jóvenes, su valor es menor en las sociedades industriales y postindustriales y mayor en las sociedades y comunidades agrarias y comerciales. En las primeras, la capacidad de aprender nuevas tecnologías es útil porque el cambio social y tecnológico es rápido. En las segundas, el saber acumulado conserva su utilidad porque las comunidades agrarias o comerciales cambian con más lentitud. En las comunidades recolectoras y cazadoras, su conocimiento de dónde encontrar los recursos en la naturaleza y de los métodos para hacer cosas –incluyendo objetos tradicionales hechos a mano– es útil y apreciado. Incluso en las ciudades actuales, en las familias de comerciantes, el abuelo o la abuela pueden echar una mano, ocuparse de la caja o realizar otras tareas útiles. En otras industrias, no. El valor que tienen los ancianos, que varía donde varía la tecnología, puede ser un importante factor a considerar cuando se comparan los grados de respeto. Muchas de estas residencias intentan dar una ilusión de gemeinschaft, pero como son burocracias y a menudo exigen la obtención de beneficios, sólo puede ser una ilusión. Las normativas gubernamentales, sobre todo en lo que se refiere a higiene y seguridad, obstaculizan la espontaneidad de la vida comunitaria. El personal tiene tareas definidas que completar para mantener sus empleos, y no tienen ni tiempo ni ganas de desviarse o distraerse. Las mascotas, sobre todo los perros grandes, alegres y babosos, suelen estar prohibidas. Los niños son escasos, se tienen que portar bien y estar vigilados por sus padres. Como suspiraba una vez un residente, «Nos limitamos a ir a la sala después del desayuno y miramos a los demás, esperando que se mueran». Bartle 2005 p.9:4 La sociedad canadiense predominante está fundada en los valores del capitalismo y de la cultura empresarial, que predican el egoísmo y la avaricia. Los asesores de imagen de dudosa moralidad lo llaman a veces «motivo del beneficio». Un exceso de interés en el propio bienestar disminuye el respeto y el interés por el bienestar de los demás, incluyendo a los ancianos. En muchas sociedades agrarias y mercantiles (comerciales), los ancianos formarían parte intrínseca de la familia como unidad productiva. La sociedad capitalista no necesita que la familia sea la unidad de producción (son las fábricas). Cuando una familia se encargaba de una tienda, sus ancianos, aunque se encontrasen físicamente débiles, podían ocuparse de las cuentas o de la caja. Eran útiles. En la sociedad capitalista, no. De forma similar, entre las familias agricultoras, aunque los ancianos no tuvieran fuerza física, seguían siendo útiles por sus conocimientos y su capacidad mental, y eso contribuía al respeto del que disfrutaban. En la sociedad capitalista, con la automatización y la mecanización, sólo mantienen sus empleos los más productivos, lo que excluye a los ancianos. En la sociedad canadiense predominante, es práctica habitual que los ancianos vivan en residencias especializadas diseñadas para cuidar de sus necesidades. Existe un gran sentimiento de culpa en sus hijos, que recuerdan los tiempos de nuestra historia en que los ancianos disfrutaban de los cuidados de su familia, en su casa. Nuestro ajetreado ritmo de vida se utiliza a menudo como razón (excusa) para facturarlos a una residencia, donde practicarán su demencia y confusión bajo los ojos atentos de los profesionales. La revolución industrial y la economía capitalista exigen movilidad social y geográfica. Esto contribuye a la erosión de las familias separadas. Los trabajadores se trasladan, pero no pueden llevarse a sus padres ancianos, por lo que con frecuencia los abandonan. Es importante señalar que muchas características familiares no son el simple resultado de la dinámica familiar interna, sino que están causadas y reflejan las más amplias características tecnológicas, económicas y políticas de las sociedades cambiantes. Existen distintas soluciones al problema. Las comunidades mixtas permiten que gentes de todas las edades vivan juntas («ancianos» es una construcción social, en realidad, todos envejecemos un día cada día de forma continua). Los horarios flexibles de trabajo y la existencia de empleos a tiempo parcial permiten que la gente siga siendo productiva cuando envejece. La eliminación de la jubilación forzada a una edad concreta (por ejemplo, a los 65 años), daría a los ancianos la oportunidad de trabajar más tiempo. La creación de puestos de servicio comunitario y programas que permitan la participación de los ancianos también ayudaría. Referencia citada: Bartle, P (2005) Sociología de las comunidades: Introducción. Camosun Imaging. Victoria ––»«––Anciana; Ambientada en Europa del Este; ––»«––Si copia algún material de este sitio, por favor, mencione al autor |
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