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DE SAGRADO A PROFANO
Y LAICO
por Phil Bartle
tradución de Lourdes Sada
Folleto de adiestramiento
El número de dioses disminuye
El número de dioses disminuye
Si echamos una mirada a lo largo de la historia humana, y observamos las variadas sociedades, de simples a complejas, podemos identificar unas cuantas pautas.
A la izquierda del diagrama de las seis dimensiones vemos que la mayor parte del tiempo y el espacio –si no todo– se divide en dos categorías, sagrada y profana.
Conforme nos desplazamos hacia la derecha del diagrama, observamos cantidades crecientes de espacio y tiempo laico, es decir, ni profano ni sagrado.
Al igual que en otras dimensiones, el cambio de creencias tiende a ser acumulativo (se añade el nuevo al ya existente) en vez de revolucionario (sustitución completa de lo existente por lo nuevo).
A su vez, esto contribuye a otra generalidad, la de que los cambios culturales y sociales tienden a dirigirse de lo simple a lo complejo.
Cuando algunas comunidades aceptaron la noción de un solo Dios supremo, el monoteísmo, surgió el pequeño problema de qué hacer con el resto de los dioses.
La invención de los ángeles solucionó ese problema
Jove, el director ejecutivo del panteón politeísta, se convirtió en Jehová. Saturno, el nombre latino del mismo dios, entregó su día para que se convirtiera en el sabbath, o día sagrado de los monoteístas, el sábado.
Aunque el cristianismo moderno no incluye la idea de la reencarnación o vida después de la muerte (hasta el regreso de Cristo), mucha gente insiste en que está en contacto con familiares muertos, y numerosos espiritistas afirman ser capaces de hablar con fantasmas.
Incontables películas de Hollywood, nuestros modernos mitos, se basan en la idea de muertos capaces de comunicarse con los vivos, y estos mitos modernos (las películas) revelan una creencia subliminal en la existencia de ancestros y fantasmas en la sociedad occidental.
La palabra «Pascua», emparentada con la palabra «pasto», se refiere a una tradición derivada de antiguos ritos centroeuropeos de primavera que celebraban la fertilidad.
Muchas culturas de todo el mundo utilizan los huevos en tradiciones de fertilidad. Cuando una chica akan tiene su primera menstruación, por ejemplo, su madre le da un huevo (que los niños tienen prohibido comer).
En la actualidad, asociamos el árbol de Navidad con la celebración cristiana del nacimiento de Cristo, y los huevos de pascua con la celebración cristiana de su resurrección.
Colocar un árbol de hoja perenne en casa para el solsticio de invierno, el día más corto del año (21 de diciembre), y decorarlo con velas (para estimular el regreso del sol) y con frutas (para que la tierra vuelva a ser fértil) es un rito de renacimiento anterior al cristianismo de los pueblos del norte de Europa.
A Martín Lutero se atribuye su introducción en las prácticas cristianas, pero no fue él quien inventó la costumbre.
En lugar de árboles de hoja caduca, se utilizaban árboles de hoja perenne porque se mantienen «vivos» (verdes) durante todo el invierno.
Ver mi ensayo sobre el ciclo de los cuarenta y dos días creado por la fusión de la semana semítica de siete días y la antigua semana africana oriental de seis días, «Cuarenta días, el calendario akan», África: Diario del Instituto Internacional Africano, vol. 48, n° 1 enero de 1978, pp 80-4, reproducido en mi sitio web.
En la religión akan precristiana, cada persona –y cada dios– recordaba el día de la semana en que había nacido, del que tomaba el nombre y celebraba como un sabbath personal.
Se decía que Onyame, el Dios Supremo, había nacido en sábado. Kwame Nkrumah, primer presidente de Ghana, cambió su nombre de Kofi Nwieh a Kwame después de hacer unas cuantas investigaciones, y descubrir que muchos líderes históricos, incluyendo a Hitler, Napoleón y Alejandro Magno, habían nacido en sábado, el día del poder.
Como los niños toman su nombre de su día de la semana, y no se registra el año de su nacimiento, se les dice que coloquen su mano derecha sobre la cabeza hasta tocar su oreja izquierda. Si no llegan, es que no tienen edad suficiente para ir a la escuela, pero si lo hacen, ya pueden comenzar a ir.
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La dimensión de visión del mundo
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