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SAPIR ─ WHORF

Lenguaje y percepción de la realidad

por Phil Bartle

tradución de Lourdes Sada

Folleto de adiestramiento

Las palabras afectan a lo que vemos

El trabajo de Edward Sapir y Benjamin Whorf, que ya tiene alrededor de setenta años, está basado en un error: pensaban ─equivocadamente─ que la lengua hopi no tenía tiempos verbales (pasado, presente, futuro).

Además, afirmaron que nuestro sentido común se equivoca al pensar que las palabras son simples etiquetas que adjudicamos a las cosas. En vez de eso, cada lengua cuenta con sus propias formas de ver el mundo.

La palabra alemanaWeltanschauung, que se puede traducir como cosmovisión implica que los lenguajes tienen implícita su propia percepción de las cosas.

Por ejemplo, en la lengua esquimal no existe una palabra equivalente a «nieve»

Puesto que la nieve es tan importante para su supervivencia, los esquimales tienen diecinueve palabras diferentes que describen los distintos tipos.

En principio, hubo quien argumentó que era una simple cuestión de qué tamaños y formas tienen las cajas que conforman las palabras en las que se guardan las experiencias.

No obstante, en español no existe una simple palabra para definir el óxido de hidrógeno (H2O).

Se puede objetar que existe la palabra «agua», pero sólo se aplica al estado líquido y no cuando está cristalizada, helada o vaporizada, para lo que tenemos otras palabras (hielo, nieve, vapor, niebla, nubes, humedad, etc.).

Desde nuestro nacimiento estamos sujetos al bombardeo de millones de fragmentos de información por segundo, como sonidos, olor, temperatura y aspecto de las cosas.

Son muchísimos y totalmente aleatorios. No tienen sentido por sí mismos.

Sólo a través de la interacción con otros seres humanos podemos darles un significado, y así colocamos diferentes grupos de información en las mismas categorías: palabras.

Estas palabras o categorías de grupos de información son distintas de una lengua a otra.

Cuando observamos algo, por ejemplo, a su profesor de sociología, no obtenemos el mismo conjunto de informaciones que los estudiantes que nos rodean.

Es físicamente imposible que dos cosas ─o dos estudiantes─ ocupen el mismo espacio al mismo tiempo.

Aún así, estamos de acuerdo en que hemos visto lo mismo que nuestro vecino en el mismo momento.

Se ha dedicado mucho tiempo al lenguaje de los colores, pues podemos trasladar cartas de colores de un idioma a otro y hacer mapas comparables de los límites entre colores.

Por ejemplo, el español tiene dos palabras distintas para el rojo y la mezcla de rojo y blanco (rosa), pero no tiene dos palabras para el azul y la mezcla de azul y blanco.

En mi trabajo con los Kwawu de África occidental descubrí que había tres colores elementales en los que se basaba la cosmología tradicional: negro, blanco y rojo, y todos los demás colores eran combinaciones o colores de cosas concretas.

Por ejemplo, la palabra «amarillo» se traduciría como «color de la grasa de pollo» (que recuerda a la palabra hebrea «schmaltz»).

Ciertos observadores consideran que el idioma fue uno de los factores que influyó en que los rusos ganaran la carrera espacial en 1959, al colocar el Sputnik ─el primer satélite de fabricación humana─ en la órbita terrestre.

El idioma ruso tiene un tiempo discontinuo, en el que la acción se pone en marcha, se para y después continúa.

Esto dio a los matemáticos rusos una mayor facilidad para trabajar con el concepto de división por cero y con derivadas (en cálculo infinitesimal).

A su vez, esto permitió que los rusos llegaran más lejos en matemáticas y cálculo que los americanos o los europeos occidentales.

Estas matemáticas avanzadas fueron el factor que contribuyó a que los soviéticos pusieran el Sputnik en órbita.

No importa si cree todo esto o no.

Su tarea no consiste en creer en algo, sino en conocer la hipótesis y en ser capaz de explicarla de forma ordenada y comprensible.

Sus creencias, opiniones y sentimientos quedan para los debates, el conocimiento debe abarcarlo todo.

Hay numerosos debates en torno a la hipótesis de Sapir─Whorf, y si estudia sociolingüística, descubrirá muchos de ellos.

Pero en principio (es decir, en estas páginas de introducción), necesita conocer la hipótesis.

Los idiomas que aprendemos tienen un profundo impacto en la forma en la que percibimos el mundo que nos rodea.

Para algunos sociolingüistas, esto significa que la lengua determina la realidad.

Las implicaciones de esta afirmación son inmensas.

Toda nuestra forma de vida se basa en el lenguaje, aunque (al igual que un pez raro que conoce la existencia del agua) casi toda esta base lingüística nos resulta invisible.

Aunque la lengua es una herramienta y como tal pertenece a la dimensión tecnológica de la cultura, parece ser una de las más antiguas.

Nos ha permitido ir mucho más allá que nuestros parientes primates en cuanto a la complejidad de las conexiones con otras comunidades, otros países y con el resto del mundo, desarrollar una economía mundial (piénselo la próxima vez que beba una taza de café).

Es un elemento esencial en la cooperación internacional, aunque no la garantice.

Aprender otro idioma distinto a nuestra lengua materna no consiste en el simple aprendizaje de un código.

Significa aprender otra forma de dividir las percepciones en diferentes esquemas de categorías, conocer otra cultura y por ende otra realidad, y profundizar en la comprensión de nuestro mundo y de la naturaleza de la cultura.

Al igual que la visión binocular nos da una profundidad en tres dimensiones, la fluidez en más de un idioma nos da una visión «3-D» de la conciencia cultural.

En los años 30, el autor George Orwell nos advirtió del «nuevo lenguaje» que da nuevos significados a las palabras y a las frases, y las utiliza para apoyar la opresión política (en su libro, llama «gran hermano» [big brother] a un régimen dictatorial).

Hoy existe la profesión de «manipulador» ─no importa cómo se llame─, que consiste en alterar deliberada y conscientemente los significados tradicionales para interpretar las noticias desagradables de forma que resulten favorables al partido en el poder.

Por ejemplo, como mencionó un alumno en clase, existe el término «daño colateral», que es una forma suave e inocente de renombrar las muertes y heridas absurdas infringidas a mujeres, niños y otras personas que se encuentran cerca de una acción militar.

Desde luego, la pluma es más poderosa que la espada.

No todos los científicos sociales aceptan la hipótesis de Sapir-Whorf.

Ver: Sapir.

Notas:
1. Para leer sobre la forma de aprender un idioma, consultar Método auditivo para aprender un lenguaje oral, pulsando en cec.vcn.bc.ca/mpfc/aurals.htm
2. La herramienta que actualmente sirve a los fines que antes servía la pluma es el ordenador.

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Última actualización: 2012.02.10


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