Tweet Traducciones:
Català |
PRINCIPIOS DE ALFABETIZACIÓNDiseñe su propio programa funcionalpor Phil Bartle, PhDtraducción de Mª Lourdes SadaDedicado a la memoria de Peter GzowskiDocumento de referenciaNo copie los métodos ni los contenidos de la escuela; esto no funciona con los analfabetos; construya a partir de estos principios básicos, diseñe el programa adecuado1. No copie contenidos ni métodos ortodoxos o tradicionales: Será más eficaz como instructor de alfabetización si abandona la idea de que hay una forma correcta de hacer las cosas y que esta forma se encuentra en los libros de texto clásicos. Si crea su propio método con su propio contenido, basándose en las necesidades, intereses, características y condiciones locales (es decir, un método funcional) su planteamiento será mucho más significativo, tanto para usted como para los que aprenden. En lugar de copiar lo que otros han hecho, mantenga los principios que se listan aquí: tanto en contenido como en método. El principio que invoca la ortodoxia, «esta es la forma en la que siempre se ha hecho» o «esta es la manera "correcta" de hacerlo», simplemente establece que se basa en la tradición en lugar de en la funcionalidad. En su búsqueda para identificar palabras y frases que sean inmediatamente útiles, debe abandonar los libros de texto clásicos que listan palabras y frases que pueden ser relevantes para otras comunidades. Cada comunidad es diferente, por lo que su contenido debe ser distinto para cada una de ellas. En cuanto a los métodos ortodoxos de aprendizaje, la mayoría han sido desarrollados para niños en edad escolar. Sus clientes son adultos analfabetos o semianalfabetos. Es posible que algunos de sus participantes hayan asistido algunas semanas a una escuela ortodoxa y la hayan dejado porque se encontraban a disgusto o porque no la entendían. Por lo tanto, es poco probable que su planteamiento consiga gran cosa de ellos si imita al de las escuelas. Los que nunca han ido a la escuela no encontrarán ningún atractivo si usted crea un ambiente «escolar». Revise el módulo de métodos de adiestramiento. Está pensado para activistas instructores. Muchos de los principios que se listan en él se pueden aplicar aquí. Evite poner en marcha una imitación de escuela. Enfatice el «hacer» en lugar del «escuchar» como forma principal de aprender. Estimule los descubrimientos en lugar de la conformidad. Estimule la exploración en lugar de la disciplina. Deje que sus participantes se esfuercen un poco: lo que aprendan se fijará mejor. No les cargue tanto de trabajo que se sientan inclinados a abandonar; en lugar de esto encuentre maneras de hacerles decir «lo hicimos nosotros mismos». (Ver el poema «Ve»). Potenciación. 2. Desarrolle sus propios métodos y contenidos basados en los principios de potenciación: Las dos cuestiones principales que debe plantear cuando planifique, conciba o diseñe un programa de alfabetización son «¿Qué se debe enseñar?» (contenido) y «¿Cómo se debe enseñar?» (método). El contenido de su adiestramiento deben ser palabras, frases y párrafos que estén relacionados con la situación de los participantes. Saber escribir los nombres y precios de varios peces marinos puede ser útil , pero no lo será tanto para una comunidad nómada de pastores de la sabana. Esta comunidad estará más interesada en los nombres de los diferentes tipos de camellos o vacas, dependiendo del ganado que críen. Los residentes de un arrabal urbano pueden estar más interesados en los mercados locales, los costes del transporte local o los entretenimientos de buen precio que en la pesca o la ganadería. Ya que todos aprendemos mejor haciendo que escuchando, encuentre formas para conseguir que sus participantes colaboren en un ejercicio de identificación de las palabras que más interesan a sus vidas y condiciones. Por ejemplo, en una comunidad de pescadores será un buen ejercicio hacer una salida con un grupo de cuatro a ocho participantes al puerto al que llega y se vendeel pescado, y preparar una lista con los nombres de diferentes especies de peces, tamaños y precios. Con esto, el grupo podrá hacer un cartel o un folleto, que obviamente tendrá usos prácticos. Utilice su imaginación. Un grupo urbano puede hacer un tipo diferente de salida, identificando signos distintos: letreros de comercio, señales de tráfico, paneles de dirección, placas de nombres de calles. Note que el método empleado es una forma de «hacer», en la que los participantes colaboran haciendo algo práctico o útil, en lugar de escuchar una charla o mirar una presentación. Como en la gimnasia, la práctica fortalece. 3. Los adultos no son niños: Hacen falta planteamientos diferentes: Es fácil caer en el error de pensar que nosotros, cuando enseñamos, somos los adultos, y que los que aprenden son niños. Después de todo, esta es la situación en una escuela, ¿no? Esto es un error. Cuando estamos enseñando alfabetización, los que aprenden son adultos, no niños. El hecho de que no sepan leer ni escribir no significa que sean, en ningún caso, menos que nosotros. Debemos asegurarnos de no darles la impresión, por nuestros gestos, el tono de voz,o la forma de expresarnos, de que somos mejores de alguna forma ─mayores, superiores, más fuertes─ que ellos. Hacerlo les «desconectará» y desanimará, por lo que podríamos perder su atención y fracasar en su alfabetización. Cuando enseñamos a adultos, debemos ser conscientes y recordar que no son niños, y evitar la tendencia a pensar que lo son. Como adultos, son ─y deben ser tratados─ como nuestros iguales. No necesitamos consumir una gran cantidad de nuestro tiempo y esfuerzo haciendo lo mismo que cuando enseñamos a niños. Los niños deben aprender muchas más cosas que el tema en cuestión: la organización del poder, la forma de comportarse en el mundo y en la comunidad y cómo disciplinar sus caprichos. Los participantes en una alfabetización de adultos no son niños, y debemos evitar los comportamientos mecánicos e irreflexivos que les hagan pensar que los consideramos niños. Buena parte del esfuerzo, tiempo y reflexión de un maestro de escuela se dedica a hacer que los niños se comporten bien y escuchen al maestro. Usted no debería emplear ni un solo minuto en esto. Los adultos participantes detectarán rápidamente si lo hace, y reaccionarán no aprendiendo lo que tenemos que ofrecer. Si podemos demostrar a los participantes que les reconocemos como adultos e iguales a nosotros, reaccionarán mejor a nuestros métodos para guiarles a través de la alfabetización. 4. Los modelos docentes no deben inspirarse en las escuelas para niños: Cuando hacemos algo, como enseñar, utilizamos con frecuencia modelos de comportamiento. A veces obtenemos estos modelos deliberadamente de arquetipos ─ancianos u otro tipo de gente merecedora de respeto─ que queremos emular conscientemente. Otras veces ni siquiera somos conscientes de que estemos usando modelos, y simplemente hacemos lo que intuitivamente parece «correcto» hacer. Esto se basa en suposiciones propias y ajenas sobre lo que es y lo que deberíamos hacer. No obstante, si nuestra única experiencia con el aprendizaje, y en especial con la alfabetización, es la escuela, existe el peligro de que estemos usando la escuela como nuestra única fuente de modelos para enseñar alfabetización. Tenemos que hacer un esfuerzo para recordar cómo se hacen la cosas en la escuela, y excluir cuidadosamente las que no sean adecuadas para los adultos y las que puedan obstaculizar su alfabetización, como por ejemplo: insistir en la disciplina, dar órdenes a los estudiantes, asumir que el profesor siempre tiene razón, actuar como fuentes de sabiduría y conocimiento. En algunas escuelas, aunque no en todas, los profesores insultan a los alumnos delante de sus compañeros, les aplican castigos físicos, les hablan de forma arrogante y autosuficiente, les critican y les menosprecian. Aunque, por fortuna, actualmente muchos de estos comportamientos por parte de los profesores están desapareciendo de las escuelas en todas partes del mundo, deben ser evitadas meticulosamente en la alfabetización de adultos. Considere formas alternativas de trabajar codo con codo con los participantes. No dé clases; en su lugar ponga en marcha talleres para discutir sugerencias y planificar actividades, y organice salidas y proyectos para llevar a cabo estas actividades. El modelo que aquí se sugiere va a tener dos tipos de sesiones. El primer tipo sería como una reunión. No debe llamarse clase, aunque utilice un aula como local. Una «reunión» puede utilizarse para identificar lo más necesario o el grado de alfabetización que ya tienen algunos participantes, para generar ideas para proyectos de aprendizaje, para planificar este proyecto, y para poner en marcha actividades derivadas de las salidas para estos proyectos. El segundo tipo de sesión sería una «salida» o «proyecto» que el conjunto de los participantes diseñará en el primer tipo de sesión. Puede ser una excursión al puerto para escribir los nombres y precios del pescado que llega. O un paseo por el mercado para hacer lo mismo con las mercancías que en él se venden. Puede ser un viaje a un Kraal (poblado) para identificar ganado. Puede ser una excursión a una explotación agrícola para identificar cultivos. Puede ser una visita a una cocina para identificar utensilios o recetas. Puede ser una visita a una obra para identificar herramientas, oficios o procesos de construcción. Anime a sus participantes a ser creativos, recordando que el contenido debe ser adecuado a sus situaciones. Todo esto requiere un alto grado de colaboración por parte de los participantes. Al «hacer» estas cosas –planificar, implementar y poner en marcha una actividad (salida, proyecto)– están haciendo el esfuerzo necesario (que deben hacer) para fortalecerse. No tome las decisiones por ellos; cuando deciden por ellos mismos se fortalecen en la toma de decisiones. Se hacen más fuertes, más poderosos. Sus participantes no son escolares y no son niños; son sus iguales y socios en una empresa difícil y honrosa. Nunca lo olvide, y compórtese siempre con ellos en consecuencia. 5. El respeto es muy importante: Considere las experiencias vitales de una persona que no sabe leer ni escribir. Esta persona puede haber sido ridiculizado o insultado por ser analfabeto. Puede sentirse tentado/a de ocultar su ignorancia. Al acudir a sus talleres y salidas, está admitiendo ante el mundo que no sabe leer ni escribir. Si no recibe alguna recompensa o beneficio a cambio, y no se le respeta cuando asiste, abandonará. Por consecuencia, hace falta valor para asistir a sus sesiones de alfabetización, y usted debe ser consciente de este valor y estimularlo. Insistimos en que debe evitar conscientemente los comportamientos que se ejercen en la escuela hacia los alumnos, y respetar a sus participantes. También insistimos en el respeto entre los participantes y de cada uno hacia sí mismo. Fomente la autoestima. No se adjudique un tratamiento (Sr., Sra., Dr., Srta., Rev...) a no ser que cada participante también tenga uno. O bien todo el mundo, incluyéndole a usted, se llama por su nombre, o por un tratamiento y su apellido. (Llámenme Dr. Phil). No sólo debe respetar a todos los participantes, también debe asegurarse de que todos y cada uno de ellos son conscientes de su respeto. 6. Aprender haciendo es más efectivo que aprender viendo o escuchando: Adquirimos nuestros conocimientos de muchas formas, escuchando charlas o grabaciones, viendo vídeos, películas, presentaciones o actuaciones y haciendo cosas. Ver el módulo de Métodos de adiestramiento. Muchos métodos que son efectivos para adiestrar activistas son también efectivos para la alfabetización. Note que «hacer» abarca un amplio conjunto de actividades, desde sesiones de prácticas y simulación en el aula, hasta actividades sobre el terreno supervisadas o no. Generar formas de aprender haciendo cosas interesantes, relevantes y útiles para los participantes es una de sus responsabilidades más importantes. La planificación de este tipo de sesiones se beneficiará de la implicación de sus participantes en su diseño y puesta en marcha. Pongamos un ejemplo. Usted no está dando una clase. Está planificando sesiones y salidas. En las sesiones de planificación usted ha hecho una valoración de necesidades con los participantes. Es un poblado de pescadores. Como grupo, ustedes se deciden por un proyecto para preparar un folleto que liste todos los tipos de peces que llegan al poblado, sus tamaños y sus precios. Destine un par de horas a la salida, diríjanse todos juntos al puerto al que llega el pescado, y escriban los nombres de los pescados y sus precios. Vuelvan con la lista a la sala de planificación, y con ella, preparen un folleto listando todos los precios. Todos los miembros del grupo deben tener la oportunidad de escribir el nombre de algún pescado y su precio, y así tener una experiencia práctica de escritura con un propósito significativo. Utilice el folleto para que cada participante lea la lista. En diferentes fases del proyecto, haga constar que la escritura ayuda a elaborar los registros e informes, y que son los participantes los que los hacen, no usted. 7. No pretenda altos niveles de alfabetización sofisticada: Tener un alto grado de alfabetización, ser capaz de analizar gramáticas complicadas, sin faltas de ortografía, poder apreciar la poesía y la prosa, es un encomiable fin en sí mismo. Por supuesto, si alguno de sus participantes muestran deseos de alcanzar este nivel, debe animarles a encontrar la forma de hacerlo. Sin embargo, su programa de alfabetización no debe dirigirse a estos objetivos. No está alfabetizando para que algunos participantes aprendan a leer y escribir. Está ayudando a una comunidad a hacerse más fuerte al permitir que sus miembros hagan cosas prácticas por medio de la lectura y la escritura. No es necesario pretender una ortografía o gramática perfectas. El nivel de alfabetización al que usted debe dirigir sus esfuerzos es a conseguir que adquieran la capacidad de identificar palabras cotidianas escritas y la de escribir símbolos en papel de forma que los demás puedan reconocerlos. Nunca critique un error gramatical u ortográfico. Nunca. Limite sus enseñanzas a lo que es inmediato, relevante y local. La gente de un poblado de pescadores no necesitan conocer a Shakespeare o Proust. A los pastores no les hace falta ser capaces de citar a Cervantes o a Lorca. A los habitantes de un arrabal no les sirve de nada saber analizar una frase o conjugar un verbo. Los hortelanos no necesitan poder escribir romances o sonetos. Algunos particulares pueden descubrir estos placeres (anímeles a hacerlo), pero no en su programa de alfabetización. No se preocupe si sus participantes tienen faltas ortográficas o gramaticales. Si puede entender lo que pretenden decir cuando escriben una palabra, entonces lo han logrado. Elógieles por ello. Déjeles buscar la perfección en otra parte. 8. Busque la comunicación práctica; no se empeñe en lograr la perfección: Los dos propósitos prácticos más importantes de la escritura son (1) los registros y (2) los informes. Ambos pueden hacerse verbalmente, pero puede demostrar a los participantes que es más fácil y exacto cuando se usa la escritura. Ver el módulo sobre supervisión. Escribir registros e informes tiene sus ventajas. Si usted y sus participantes hacen una excursión al mercado de pescado y escriben los nombres de los diferentes tipos de peces y sus precios, están elaborando un registro. Un mes más tarde, si vuelven a mirar los precios de los pescados, tendrán un registro exacto de los precios anteriores para poder comparar. Es más fiable que la memoria. Si utiliza el folleto o cartel con los nombres y precios de los pescados para enviarlo a alguien que no haya hecho la salida con el grupo, le está mandando un informe escrito. En este caso, también es más fiable que la memoria. Esta fiabilidad es un resultado práctico y útil de saber escribir y leer. Esta es la razón por la que este tipo de salida será más relevante para una comunidad de pescadores, si recaba nombres y precios de pescados, que para una comunidad de pastores. Para resultar práctico, lo primero (y lo mejor, si se hace como tarea de grupo con los participantes) que hay que hacer es una valoración de cuáles son los temas más relevantes para las vidas de los participantes. El valor de la alfabetización será más evidente para ellos, y es más probable que retengan lo que están aprendiendo. 9. Haga hincapié en los idiomas y alfabetos más habituales: En la alfabetización por sí misma, no debería importar la lengua o alfabeto que utiliza en su programa. Ninguno es mejor que los demás. La elección debe basarse en lo que se mejor se comprende y conoce dentro de la comunidad en general. Otra vez, su criterio debe ser la utilidad. Tiene que conocer a la comunidad. A veces hay más de un alfabeto para la misma lengua. El hindi y el urdu, por ejemplo, son esencialmente el mismo idioma, el hindi influenciado por el hinduismo y el urdu por el islam. El alfabeto hindi deriva del sánscrito, a través del antiguo persa, mientras que el alfabeto urdu (que se escribe de derecha a izquierda) es una derivación del árabe, pero con influencias persas (la lengua en sí deriva del persa). El alfabeto del japonés moderno (japón tiene tres alfabetos, uno de los cuales es chino) es una matriz en la que cada carácter es una combinación de una consonante seguida de una vocal. Lo mismo pasa con los 240 caracteres de la lengua amharic de Etiopía. La diferenciación entre consonante y vocal, es una característica de las lenguas europeas, basadas en su mayoría en el alfabeto latino. Está bien usar varios alfabetos en su trabajo, demostrando cómo una misma palabra puede escribirse en formas diferentes cuando se utiliza cada alfabeto. La única condición es que los alfabetos que utilice sean los más comúnmente usados en la comunidad. En buena parte de África se usa sólo un alfabeto, basado en los idiomas europeos e introducido por los misioneros cristianos. Si lo utiliza, no tiene por qué ser un demagogo estricto, insistiendo en una ortografía y gramática europeas «correctas». Sus principios orientativos deben basarse en que lo que aprenden sus participantes tiene que ser práctico, comprensible y utilizable (no necesariamente «correcto»). 10. Combine palabras escritas con dibujos simples: Usted aprendió a identificar dibujos, quizá inconscientemente, como parte de su aprendizaje de la lectura. Si usted está alfabetizado ─y si está leyendo esto es porque lo está─ puede sorprenderse al descubrir que muchos analfabetos no son capaces de identificar dibujos sencillos como los que se utilizan en este sitio. Una persona completamente analfabeta no tiene nada con lo que comparar; los dibujos son en blanco y negro, no como la vida real; son símbolos, son artificiales. Pero son comparativamente fáciles de aprender, más sencillos que los caracteres más arbitrarios de la mayoría de los alfabetos (excepto, quizás, el chino, que se basa en dibujos) . Una vez que sus participantes aprendan a identificar dibujos simples en blanco y negro, puede incluirlos en su programa. Un proyecto, por ejemplo, puede ser la preparación de un folleto, o una serie de carteles, en los los participantes dibujan esquemáticamente un objeto muy conocido y usado, adecuado a una comunidad específica, y escriben bajo él una palabra que identifica el mismo objeto. Reunión: 11. Incluir la numeración elemental al principio de su plan de enseñanza: La palabra «numeración» se emplea aquí en el mismo sentido que «alfabetización». Significa tener los conocimientos elementales para reconocer los números, escribirlos y utilizarlos para contar y medir. Muchas personas que no han aprendido a leer y escribir palabras, han conseguido de alguna forma aprender numeración básica y la utilizan para manejar dinero. Esto es una buena señal, y debe utilizarse como fundamento para aprender a leer y escribir. Otros no saben. Su proyecto debe incluir la numeración. Incluya los números en su programa de alfabetización. No enseñe aritmética, enseñe a reconocer los números y a escribirlos. 12. Lo que se aprende debe ser práctico, inmediato y útil: Existen muchas similitudes entre la alfabetización y el método auditivo de aprender un lenguaje oral, que se describe en otro documento de este sitio: Método auditivo. Un elemento importante que comparten estos métodos es que lo que se aprende no debe hacerse de memoria ni fuera de las actividades cotidianas. Si tiene sed, aprenda a decir «quiero agua», y se grabará (se retendrá) mejor. Sobre todo, si por decirlo, alguien le da un vaso de agua. ¿Qué tal si aprendemos a escribir la frase «dame agua» y recibimos un vaso de agua por haberlo hecho? Refuerzo positivo. El aprendizaje debe ser existencial. Por todo eso, usted, el activista, debe llegar a conocer muy a fondo a la comunidad, y las cosas que son importantes para sus miembros. Estas cosas serán la base para generar el contenido de los proyectos de aprendizaje que organice. 13. Aprenda y utilice lo que es útil e interesante para la comunidad en concreto: Lo primero, tiene que aprender mucho sobre la comunidad, y las cosas y actividades que son más esenciales en ella. Después debe inducir a sus participantes a hacer lo mismo, a ser más conscientes de los detalles de lo que ocurre a su alrededor. Cuando estén aprendiendo alfabetización básica, no hay que sobrecargarles con un vocabulario extenso, o con el aprendizaje de las formas de un alto número de caracteres de los alfabetos que utilizan. Por lo tanto, tiene que ser selectivo y elegir palabras que identifiquen las cosas que ellos usan más habitualmente. El vocabulario, el contenido de su programa de alfabetización, tiene que ser funcional. Esto significa que tiene que hacerlo práctico y relevante. Distinto de una comunidad a otra. Por eso, usted, como activista, tiene que estar muy familiarizado con los detalles de la vida diaria para planificar un programa de alfabetización. No lo haga usted, sáquelo de los participantes; pero necesita saber qué es lo que tiene que sacar de ellos. 14. Evite los programas que imitan a los de la escuela tradicional; Haga el suyo propio: Es muy tentador, especialmente cuando acaba de empezar a poner en marcha un programa de alfabetización, hacerse con una cartilla de la escuela vecina, y comenzar a enseñar las palabras que en ella hay. Lea cuidadosamente una de esas cartillas. ¿Qué palabras contiene? ¿Cuántas de ellas se relacionan con lo que interesa a sus participantes? Aunque en la actualidad se hacen muchos esfuerzos para elaborar libros de texto nacionales relacionados con imágenes e ideas propias de cada país, ninguno puede reflejar la inmensa variedad de actividades, cosas e ideas que hay en una nación, las comunidades son muy diferentes unas de otras. Aún más, hacer sus propias listas de vocabulario, como actividad de grupo con sus participantes, les ayuda a hacerse más fuertes, y a identificarse más estrechamente con las palabras elegidas (es decir, que ellos han elegido). El criterio de sus métodos y contenidos no tiene que ser si son ortodoxos o no, sino si verdaderamente van a causar un incremento en el número de personas alfabetizadas de la comunidad. 15. Evite los tópicos tradicionales, ortodoxos e inútiles (por ejemplo alfabeto, poesía, literatura extranjera): En una escuela, lo normal es enseñar el alfabeto completo a los alumnos. Pero ¿qué es un alfabeto? Es un conjunto de caracteres, cada uno de forma diferente, y cada uno representa un sonido o grupo de sonidos distinto. El alfabeto y las letras que contiene no representan nada práctico o útil en las vidas de sus participantes en la alfabetización. Son complicados de memorizar, y no están directamente conectados con la vida diaria. No enseñe el alfabeto. Enseñe sólo las letras que estén en las palabras que ha elegido como prácticas y útiles de aprender (diferentes de una comunidad a otra y también entre los distintos grupos de una misma comunidad). En su momento, los participantes en la alfabetización aprenderán todas las letras del alfabeto, o al menos todas las que necesitan. ¿Y qué es la poesía? La poesía que se enseña en las escuelas se ha considerado «adecuada» para los alumnos. Normalmente es muy sofisticada, y siempre muy poco práctica. ¿Qué uso práctico puede tener un poema para los analfabetos que aprenden alfabetización básica? ¿Y las otras formas de literatura? Si, puede ser muy agradables de leer, al menos para algunos. Pero si los textos no son inmediatamente prácticos, relevantes y útiles para sus participantes, no los incluya en el programa. Si alguno de sus participantes muestra interés, dele estímulo y apoyo, y sugiera que estudie poesía, teatro, prosa u otros estilos literarios, pero en otras circunstancias. 16. No critique nunca. Elogie con frecuencia: Ver el módulo de gestión participativa Actitud positiva. En él se explica que si criticamos a alguien, esta persona no corregirá de forma mecánica ni sencilla el error, sino que pondrá su esfuerzo en defenderlo, y mermará su deseo de seguir su liderazgo. Este principio, que se aplica aquí a la dirección del personal y los voluntarios, también se adapta a la orientación de los participantes a través de la alfabetización. Es de esperar que sus participantes cometan errores; es una importante característica humana (y distingue a los humanos de los dioses). La forma que usted tenga de responder a los errores es lo que marcará la diferencia en la cantidad de conocimientos que conseguirá inculcarles. Sea paciente y tolerante, concéntrese en los logros. Utilicemos un ejemplo hipotético. Supongamos que uno de sus participantes está intentando escribir «la hoja cayó». A lo mejor escribe «la oja cayo». Fíjese en que el participante ha hecho grandes progresos. Desde luego, es una tarea hercúlea llegar tan lejos. Haga saber a su alumno que hay más gente que reconocerá la palabra hoja en la frase si la escribe con hache. (Ni mencione el acento de «cayó»). En general, el patrón de respuesta que debe tener es: «está muy bien, y aún lo podría mejorar si...» (los puntos suspensivos se rellenan dependiendo de la mejora que sugiera). Sin criticar, puede sugerir una mejora. En algún caso aislado, el alumno puede preguntarle «¿está mal "oja"?» En alfabetización básica, no hay nada que esté mal. Eso es lo que hay que decirle. Simplemente se trata de que habrá más gente que entenderá lo que quiere decir si escribe «hoja» en vez de «oja». Elogie los logros. No de forma superficial e hipócrita. Reconózcalos sinceramente. Llegar a reconocer un carácter y ser capaz de plasmarlo de forma que otros lo reconozcan no es nada fácil. Es un gran triunfo. En lugar de criticar y decir que algo está mal, indique amablemente cómo se puede mejorar. Ver Bocadillo: hay que colocar la sugerencia para mejorar (no una crítica) entre elogios. Un importante eslogan del adiestramiento para la gestión es «no es necesario ser malo para poder mejorar». Recuerde que sus alumnos cometerán errores; no se los señale, enséñeles que no son malos, pero aún así pueden mejorar. 17. Dé oportunidades a los participantes de enseñar lo que aprenden: Quizá haya notado que cuando aprendemos algo, y tenemos que enseñarlo, lo aprendemos mejor, lo retenemos más tiempo. Lo comprendemos más profundamente. Al hacer el esfuerzo de enseñárselo a alguien, ayudamos a nuestra mente a entender mejor lo que sea. Extrapolemos este fenómeno a la metodología de nuestro programa de alfabetización. Encuentre formas para que sus participantes demuestren o ilustren lo que están aprendiendo. Sus compañeros pueden convertirse temporalmente en sus clientes. Puede tratarse de algo elemental como la manera de dibujar una letra como la «P». O de algo relacionado con una salida o proyecto, como la elaboración de un panfleto que liste los nombres de los pescados y sus tamaños y precios. Si utiliza estos documentos como apoyo para adiestrar activistas en la organización de un programa de alfabetización, dé a los activistas participantes la tarea de enseñar a los otros los principios de la alfabetización práctica y funcional. Ver Métodos de adiestramiento. Tanto si sus participantes son alumnos de alfabetización como si se trata de preparar activistas, el principio de «aprender haciendo» puede ─y debe─ ampliarse para encontrar formas de que los participantes se enseñen unos a otros los conocimientos y los principios que están aprendiendo. De esta manera lo asimilarán mejor. 18. Guíe a los participantes a través de la admiración y el placer del descubrimiento: Los participantes de su programa de alfabetización no le van a tener para siempre enseñándoles lo que quieran o necesiten saber sobre la lectura y la escritura. Por lo tanto, será productivo que los prepare para que continúen enseñándose a sí mismos, y explorando los placeres de aprender más. La expresión «de una vez por todas» no existe en alfabetización funcional. La gente puede adquirir cada vez más cultura, o puede paralizar el proceso en cualquier nivel. Usted les ha ayudado en el nivel más elemental. Esta debe ser la base para que continúen aprendiendo más (por ejemplo, ortografía y gramática, que no habrán sido una parte importante de su programa). Una idea que ha tenido éxito en algunos lugares es averiguar si los participantes están dispuestos a organizarse en un club o asociación de lectura. Como club, tendrán su propia ejecutiva y tomarán decisiones como qué quieren hacer y cómo quieren administrarse. Pueden invitar voluntarios si lo desean, quizá jubilados alfabetizados, profesionales locales u otros, para que les visiten y hagan disertaciones sobre un tema concreto. Pueden crecer hasta convertirse en un club de lectura de libros o periódicos, dependiendo de lo bien que hayan aprendido a leer, y a qué nivel. Cuando está enseñando por primera vez a los participantes en la alfabetización cómo ciertos garabatos hechos a lápiz sobre un papel pueden comunicar un significado, es probable que muestren cierto temor y alegría ante el hecho de que esto sea posible. Es un buen momento para sugerir que las cosas nuevas que pueden descubrir son infinitas, y que pueden seguir aprendiéndolas hasta el fin de su vida, si esto es lo que eligen. Si es usted capaz de inspirar el sentido del placer y la satisfacción de la lectura, habrá hecho un gran servicio al participante y a la comunidad, puesto que una comunidad se hace más fuerte cuantos más alfabetizados haya entre sus miembros. ––»«––Volver a Alfabetización y potenciación © Derechos de autor 1967, 1987, 2007 Phil Bartle
––»«–– |
Página principal |
Alfabetización |